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En nuestro país, la situación y temática política está pasando por altos y bajos relieves en cuanto a militancia, candidatos, dirigencias y figuras políticas se trata. En todos los partidos se viven las incertidumbres del relevo o cambio de cabezas ante los resultados de las pasadas elecciones del 5 de junio, lo anterior debido a que con los nuevos gobiernos, también se anticipan algunas modificaciones estructurales al interior de los institutos políticos.
Sin embargo, podemos decir que algunos de los partidos en nuestros país, sufre crisis hacia dentro y fuera de ellos. Es por supuesto el caso del PRD, mismo que de acuerdo a un reporte entregado a Alejandra Barrales, que expone la situación de ese partido en las 32 entidades de la República, concluye que 13 dirigencias se encuentran en estado crítico, pues presenta una gran inestabilidad en cada uno de esos estados.
Sumado a lo anterior, el Partido de la Revolución Democrática pierde su registro local en 4 estados, debido a no haber alcanzado la votación requerida en la legislación vigente, consistente en el 3 por ciento de los votos totales en las elecciones a Gobernador. Ahora podemos afirmar que en Colima, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas, el perredismo es invisible, pues se quedó a una gran distancia de alcanzar el porcentaje solicitado.
Lo anterior es una muestra de la exigencia que los ciudadanos tienen, no solamente hacia un solo partido (recordemos que el PRD surge como una corriente alterna dentro del PRI a principios de los 90’s) sino a aquellos que no han renovado su visión de gobierno y sus prácticas políticas, por lo que se sabe que Alejandra Barrales, puede esperar la inestabilidad de su partido en otra entidad más.
La pelea por las elecciones es constante, sin embargo la participación de los partidos puede llegar a verse dañada en algunos sentidos. Hay situaciones internas en el PRD (que ellos mismos prohibieron reformando sus estatutos) y que se llevan a cabo, por lo que estos también afecta la organización y operación de ese instituto político. Un ejemplo de lo anterior, consiste principalmente en que existen legisladores del PRD que al mismo tiempo son dirigentes, acto que no está permitido por su reglamentación, por lo que deberán dejar dicha dirigencia.
Lo interesante aquí, es que al dejar dichos servidores públicos las dirigencias, el PRD se quedará sin cabezas directivas, ocasionando que se empiece a quedar sin militantes en su primer nivel, si esto llega a contagiar al resto de su estructuración, podría extinguirse poco a poco, claro a menos de que la recién llegada Barrales implemente o eche a andar alguna estrategia que contrarreste todo.
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