La canciller alemana, Angela Merkel, reconoció la inseguridad que han generado en el país los atentados yihadistas de Würzburg y Ansbach, cometidos por refugiados, pero defendió y aseguró que mantendrá su política de asilo y aseguró que Alemania superará la “prueba histórica” a la que se enfrenta.
En una multitudinaria rueda de prensa tras interrumpir sus vacaciones, Merkel intentó conjurar los miedos de los alemanes tras los ataques registrados en el estado de Baviera y también contestar a quienes la acusan de haber infravalorado los peligros de acoger a cientos de miles de refugiados sirios.
La canciller firmó que hoy el país está “en guerra contra el Estado Islámico”, algo que consideró “indiscutible”, pero dejó claro que no está “en ninguna guerra contra el islam”.
Recordó que Alemania participa en la coalición internacional que lucha contra la organización yihadista en Siria e Irak con aviones que realizan labores de reconocimiento y abastecimiento en vuelo y descartó ampliar su compromiso por el momento.
Dejó en claro que los últimos atentados en Würzburg y Ansbach muestran que el terrorismo islamista ha llegado a Alemania e insistió que su objetivo es atacar a las sociedades abiertas y a sus valores de libertad y solidaridad.
Lamentó la “inseguridad generalizada” que han provocado los atentados, protagonizados por refugiados, y subrayó que la responsabilidad del Estado es restaurar la confianza de los ciudadanos.
Y presentó un plan de nueve puntos con muchas de las medidas ya en marcha y que incluye, por ejemplo, facilitar las expulsiones de extranjeros sin derecho a asilo o de refugiados que delincan e implicar al Ejército en los casos de alerta terrorista.