Ayer recordaba con nostalgia el estímulo y distinción que representó para toda una generación de veracruzanos el reconocimiento que otorgaba año con año la Institución de la Superación Ciudadana a estudiantes de excelencia de la ciudad de Veracruz, diploma que iba acompañado con un viaje por la ruta de la insurgencia, donde se incluía una visita al Alcalde de la ciudad de Veracruz, al Sr. Gobernador del estado en la ciudad de Xalapa y al Presidente de la República en la ciudad de México, ya sea en Palacio Nacional o en “Los Pinos”.
Desconozco si actualmente se sigue otorgando este premio pues no he leído sobre ello desde hace ya muchos años, recuerdo que el Ayuntamiento de Veracruz realizaba la Ceremonia de entrega de diplomas y la empresa ADO ponía los autobuses que trasladaban a los niños a Xalapa, Cd. De México, Guanajuato, Dolores HIdalgo, San Miguel de Allende y de regreso a Veracruz.
Eran otros tiempos, cuando representaba un alto honor saludar al Gobernador y al Presidente, en mi opinión, el honor debió ser para los gobernantes reunirse con niños estudiantes de excelencia de Veracruz.
Muchas generaciones de hombres y mujeres de bien se forjaron en esa experiencia inolvidable donde, al honrar a los buenos estudiantes, Gobierno, autoridades educativas y sociedad, se honraban a sí mismos.
De ahí surgieron extraordinarios oradores y servidores públicos que en su acercamiento con los hombres del poder político en México, les nació la vocación por el servicio público y en su momento lo desarrollaron en aquel país de oportunidades que ya no existe.
Hoy en día, cuando en el país cunde el mal ejemplo, con maestros que se niegan a superarse y a dar clases, con políticos ladrones que solo ven el ejercicio del poder como un botín que los enriquece y les brinda estabilidad económica y poder para ellos y todos sus descendientes y cuando la delincuencia asola al país entero y no se ve para cuando termine este suplicio, es cuando se hace necesario retomar los principios éticos de don Arturo Llorente, entrañable Alcalde veracruzano que creo la Institución de la Superación ciudadana.
Instituciones como esta, que ponen a la vista de todos el buen ejemplo de los estudiantes de excelencia, nos llevan a reconocer que hace mucha falta difundir lo bueno que tenemos en México, para que los buenos ejemplos sirvan de inspiración a las nuevas generaciones para su superación.
Casos a destacar hay muchos, por ejemplo, el de los niños Triquis de Oaxaca, campeones internacionales de Basquet bol, los jóvenes campeones en Olimpiadas de matemáticas, como la llamada Lady matemáticas o los jóvenes de Gutiérrez Zamora y Poza Rica, que han destacado en robótica, así como todos los niños de las escuelas primarias del país que obtienen las mejores calificaciones a pesar de las condiciones de las escuelas y de la pobreza y marginación de sus familias. A esos es a los que debemos estimular y reconocer si queremos tener un mejor país, en el mediano plazo.
Estas son las verdaderas buenas noticias de las que debieran ocuparse los noticieros y no de robos, asesinatos de alcaldes, niños sicarios, niñas embarazadas, tragedias y corruptelas.
Por ello digo, Habiendo tantas buenas cosas que destacar, ¡Basta de malos ejemplos!