El Partido del Trabajo exige al gobierno que frene el alza del precio de la gasolina, tal como lo prometió después de aprobar la Reforma Enérgica y la Reforma Hacendaria.
Las autoridades federales aseguraron que con esas modificaciones por primera vez en cinco años, ya no habría incrementos mensuales a los precios de la gasolina, diesel y gas, hecho que no se ha visto reflejado en los bolsillos de los mexicanos, por el contrario, una vez más, se hace patente el daño que las llamadas reformas estructurales le hacen al país, pero sobre todo a la economía de las familias mexicanas.
El aumento del precio de la gasolina no es más que el resultado de las malas políticas que el gobierno ha echado a andar sin analizar las consecuencias para la economía familiar; es el resultado de haber permitido la quiebra de Pemex, se importan más gasolinas, empresas privadas venden libremente el combustible, no hay un control de la calidad del mismo y eso a su vez acrecienta otro mal social que es la contaminación en las principales urbes del país.
Hasta ahora el gobierno no ha hecho lo que prometió, no ha invertido en infraestructura para producir aquí la gasolina, no ha dejado de importar con empresas extranjeras, vende los recursos naturales a bajos precios y no ha respetado los precios máximos que ellos mismos impusieron. Esto se convierte en un engaño más del gobierno al pueblo mexicano.
En Veracruz, la debacle en Petróleos Mexicanos ha dejado sin empleo a más de 50 mil trabajadores de Coatzacoalcos y Poza Rica, aunado a los despidos se suma el recorte en las prestaciones que recibían los trabajadores, jubilados y la crisis en los servicios médicos. Mientras el precio de la gasolina y la energía eléctrica han aumentado, los índices de desempleo son cada vez más altos.