Qué pasaría si en el 2015, la policía de la Ciudad de México hubiera asesinado a 300 personas en los barrios populares de la periferia? Estoy seguro de que sería un escándalo nacional y también mundial. Se hablaría de la incapacidad de gobierno de la ciudad y también federal. Se pediría la intervención de organismos internacionales. Los periódicos como The New York Times o The Washington Post hablarían del suceso, lo mismo que las grandes agencias de prensa. Cumplirían con su misión. El hecho lo amerita.

En el 2015, la Policía Militar de Río de Janeiro asesinó a 300 personas en las favelas. La prensa brasileña, la propia de Río de Janeiro, poco dicen sobre el caso. Tampoco las agencias o la gran prensa internacional. Es un hecho que en cualquier parte que suceda merece toda la atención y la condena de la sociedad y los medios. El suceso debería ser un escándalo mundial. En el caso de Río de Janeiro no lo es. Si se suman los asesinatos de la policía en el estado del mismo nombre, la cifra se duplica.

En México fenómenos menos graves, también lamentables, tienen mucho mayor exposición en los medios nacionales e internacionales. ¿Por qué los medios reaccionan diferente en hechos de violencia que suceden en México? Es un tema que como estudioso de los medios me llama la atención. Desde hace seis años sigo y analizo este tipo de cobertura. No tengo una buena respuesta.

Comparto algunas ideas en el intento de dar una explicación a este fenómeno. Un primer dato es el tipo de cobertura de los medios nacionales. Son particularmente incisivos en el tema. Hay una enfoque sensacionalista, incluso amarillista, sobre el tema. Un dueño de periódico me ha dicho que la sangre vende. Eso llama la atención y prende los reflectores de la prensa internacional que se enteran de esos sucesos por la prensa nacional.

Otro elemento son los 3,200 kilómetros de frontera con Estados Unidos, condición única de los países de América Latina. Hay una cobertura especial de los medios de ese país de lo que sucede en México, en condición de ser frontera, pero también porque es su tercer exportador, está por consolidarse como segundo, y para 28 estados del vecino del norte, el país es el primero o segundo destino de sus exportaciones.

Los discursos de Donald Trump dan cuenta de esta realidad. Nunca habla de Brasil o Colombia, incluso de Cuba. Siempre se refiere a México. Que el país sea tema central en la contienda electoral de Estados Unidos dice algo. No es dato menor en este intento de explicación. Para el gobierno de Estados Unidos y los medios es clave lo que pasa en México. Es su frontera sur. En todo momento están en juego sus intereses y su seguridad. Los otros países del área están muy lejos y en los hechos poco importan.

Un tercer elemento es que para la comunidad internacional, México es una economía estable, un socio confiable, una potencia exportadora, una plataforma industrial compleja, y eso, que se reconoce, son rasgos propios del desarrollo, contrastan con un débil Estado de Derecho, con un sistema de justicia penal inexistente, con policías de quinto mundo, con altos niveles de impunidad y corrupción. Estos datos no se corresponden con los anteriores. A México se le exige que esté a la altura. Se le juzga desde sus posibilidades no hechas realidad. Hasta aquí mi explicación. Está abierta a la crítica.

Twitter: @RubenAguilar