ES CLARO, que la falta de oportunidades en el campo, en los cinturones de miseria de varias ciudades de Veracruz, entre la misma juventud que no ha sido canalizada adecuadamente, el analfabetismo, se suma, de igual manera, a la pobreza evidente de la mayoría de veracruzanos, que forman parte de los sectores menos privilegiados.

 

Por eso, los esfuerzos del INEA, a nivel nacional y el IVEA, en el Estado de Veracruz, tampoco han logrado cumplir con el objetivo planteado de terminar con el rezago en materia educativa y menos en el proyecto de concluir con el enorme problema de la falta de atención para aquellas personas que no saben, en estos tiempos, ni siquiera leer.

 

El analfabetismo, es un problema que se ha venido atacando constantemente desde hace varias décadas y lo que al principio parecía ser fácil, con el tiempo se vino agravando la situación, tanto que a la fecha, como se ha comentado fríamente, el número de veracruzanos que no saben leer, llega más o menos, a la cifra de los ochocientos mil, aunque haya quien maneje otros números pensando siempre en la falta de información adecuada de la dependencia que tiene la obligación de proporcionar.

 

Cierto es que el trabajo pudiera considerarse titánico, dadas las circunstancias que se han presentado en los recientes años, donde la falta de recursos parece ser uno de los grandes inconvenientes que tiene, por ejemplo, el Instituto Veracruzano para la Educación de los Adultos.

 

Sin embargo, se sabe que la dependencia cuenta con el apoyo de la federación y que a través del Instituto Nacional para la Educación de los Adultos, recibe la mayor parte de recursos para operar en esta entidad veracruzana.

 

Aún así, no queremos significar que a los funcionarios del IVEA, les falten las ideas, las estrategias, la buena voluntad para hacer las cosas, pero es evidente que el trabajo no cumple las expectativas de quienes tienen esta responsabilidad a nivel nacional y no ven, por lo tanto, que el fenómeno social que se esta atacando, disminuya.

 

Mientras exista una persona en la entidad veracruzana, que no sepa leer, no se puede hablar de un pleno desarrollo, menos en las zonas de mayor marginación, donde se encuentra, de la misma manera, el mayor numero de veracruzanos, que no han tenido la oportunidad de aprender lo básico de la educación para ser parte del proyecto general de desarrollo.

 

Por eso, Veracruz, se hunde más y más en la desesperante necesidad de subsistir, tanto a nivel familiar como personal, porque no han tenido nunca el apoyo de las instituciones educativas que asumen el compromiso de frenar la falta de conocimiento básico y hacer que los habitantes de las sierras o simplemente, de las zonas urbanas, donde también se dan innumerables casos de analfabetismo, puedan salir adelante.

 

La pobreza en Veracruz, es un fenómeno que abarca muchas vertientes, entre ellas, la educación básica y más allá, la oportunidad, siquiera de aprender a leer para poder defenderse y aprovechar sus aptitudes que como seres humanos, traen desde el momento en que fueron concebidos.

 

Así pues, mal hacen los que se echan a dormir plácidamente en sus cómodas oficinas, mientras que allá, en las colonias de las grandes ciudades, en los pueblos abandonados por sus respectivos gobiernos, estatal, federal o municipal, en los sectores marginados de la entidad, la pobreza, la falta de educación y el rescate de sus pueblos, esperan, pacientemente que los enviados, responsables de saldar las cuentas de la pobreza y la marginación, lleguen algún día para ofrecerles el cumplimiento de una promesa que parte, quizá, desde los mismos momentos en que México, luchó por su independencia, para sentirse verdaderamente libres y con la oportunidad de crecer hacia un mejor futuro.

 

Si la pobreza, como dice el Senador Pepe Yunes, es el verdadero enemigo de Veracruz, también la educación es el principio social a defender, cueste lo que cueste, aunque para ello no haya descanso de quienes han asumido el compromiso de llevar adelante y terminar con el rezago del analfabetismo, como es el caso el IVEA y otras instituciones similares.

 

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PUBLICAMENTE, AMERICO Zúñiga Martínez, aceptó que los que trabajan en el Ayuntamiento de Xalapa, solamente son empleados de los ciudadanos de esta municipio y que hacen todo lo posible por entregarles obras que la misma ciudad necesita para que todos sus habitantes vivan mejor.

 

Zúñiga Martínez, ha demostrado con ello, humildad de la buena, porque existen otros casos en que las frases de este tipo solo se dicen de dientes para afuera, como es común entre la clase política veracruzana.

 

Y es que, efectivamente, muchos de los servidores públicos, no se han dado cuenta que los viejos tiempos del engaño, ya pasaron. Ahora, quien se atreve a prometer algo, tiene que cumplirlo, porque de otra manera, estará practicando los viejos sistemas políticos y caducos que ya no tienen ninguna vigencia.

 

Por eso, el alcalde de Xalapa, ha logrado, hasta estos momentos, la confianza de los xalapeños, los que han visto como la capital del Estado, se ha venido transformando cotidianamente y superando viejos rezagos en materia de obra pública y de administración pública en lo general.

 

Zúñiga Martínez, sencillamente, ha aprendido que trabajar a favor de la ciudadanía, es la mejor estrategia política que puede usar en tiempos difíciles para gobernar, pero sobre todo, para destacar y sobrevivir en este quehacer que ha decidido seguir practicando a lo largo de su vida.

 

Desde joven fue Secretario del Trabajo en Veracruz, un puesto, que para su edad, hubiera transformado a cualquiera, fue diputado local y ahora alcalde de la ciudad que lo ha visto nacer y que forma parte ya de sus proyectos personales y políticos para engrandecerla como se merece.

 

Si así pensaran todos los políticos de nuestro tiempo, no se dieran tantos retrasos en muchas áreas del gobierno y menos que la población sufriera de tantas consecuencias que parten desde la cúpula del poder en Veracruz.

 

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SEGURAMENTE, habrá quien se acuerde de Juan Carlos Chao, quien fuera Director de Aguas Potables de Xalapa, y quien, desde ese tiempo, comenzaba a ver la posibilidad de los cambios que se tendrían que hacer en las viejas redes de distribución de agua potable en la ciudad, porque su destrucción ya era parte de la gran pérdida del vital líquido que recibía la capital del Estado.

 

Pues Juan Carlos Chao, es ahora un exitoso empresario de la construcción, cuyas empresas, localizadas en varios Estados de la República, lo obliga a viajar constantemente por todo el territorio nacional.

 

Es un hombre con visión, aparte de ser un profesional con enorme experiencia en el campo de la construcción y por lo tanto, no ha estado nunca alejado del servicio público, aunque por el momento, sus actividades empresariales lo mantengan un poco al margen de la actividad pública.

 

Ampliamente conocido en Xalapa, ahora reside en la ciudad de Puebla, donde tiene oficinas permanentes y es posible que a la entrada del nuevo gobierno en la entidad poblana, vuelva nuevamente, a ser parte de los proyectos gubernamentales de aquella entidad.

 

No hay, por lo tanto, que perderlo de vista, porque en materia de agua y alcantarillado, sabe mucho, sobre todo, de Xalapa, donde hizo estudios de la situación que se vive en el subsuelo y en relación a la distribución del vital líquido.

 

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Y MAÑANA, aquí nos encontraremos, si otra cosa no sucede.

 

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