He estado en permanente contacto los últimos días con el Ing. Juan Fernando Perdomo Bueno, y he intercambiado algunos mensajes con él a propósito de los 35 años de que fue fundado en Córdoba el Campus Central Veracruz de Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey. Fue un 10 de agosto de del año de 1981 cuando inició formalmente sus actividades educativas esta institución de excelencia en unas viejas instalaciones del antiguo hotel Ruiz Galindo, en la ciudad de Fortín de las Flores.
Y Juan Fernando, que fue uno de sus principales promotores –sino es que el más entusiasta impulsor-, a través de un intercambio epistolar me ha estado narrando, paso a paso, cómo fueron aquellos primeros trabajos preparatorios de un grupo de entusiastas ex alumnos (EXATEC), algunos hombres de empresa de la zona de Córdoba y Orizaba y de algunos municipios circunvecinos, inclusive de lugares más apartados como Tuxtepec, Oax., y Tuxtla Gutiérrez, Chis., y gente de la sociedad civil, unificaron esfuerzos y voluntades para crear lo que es hoy un sueño hecho realidad.
Entre estos hombres y mujeres, no puedo dejar de mencionar por supuesto a su padre, el Ing. Rodolfo (Rudy) Perdomo Calatayud, que también fue un puntal, a su hermano Rodolfo Perdomo Bueno, a su señora madre doña Adela Bueno de Perdomo, Carmen Izquierdo viuda de Regules, a Gonzalo Tress Petrilli, Humberto Zuñiga Jacome (+), Raúl Pazzi Romero (+), Rachuán Kuri Dib, Constantino García Pontón, Manuel y Juan Carlos Calleja Rodríguez, Guillermo Rivas Díaz y Carlos Canales Freeman (+), entre otra gente de recursos de la zona Córdoba-Orizaba.
Tal vez a la distancia, y me refiero concretamente a Xalapa nuestra capital, desde que aquí no se alcance a dimensionar la importancia y la magnitud de aquel esfuerzo conjunto, sin el apoyo del gobierno, con la iniciativa propia y con el peculio propio de un grupo de veracruzanos arrojados todos ellos, que en un momento dado seguramente habrán dicho todos al unísono: “queremos un campus del Instituto Tecnológico de Monterrey aquí en la región y aquí están los primeros elementos” y me refiero a las instalaciones provisionales que se prestaron del hotel Ruiz Galindo, hoy Fortín de las Flores, y que sirvieron para dar los primeros pasos de esa institución educativa que, apenas hace unos días, cumplió sus primeros 35 años de vida.
Hay que recordar que el hotel había sido comprado no mucho tiempo atrás a la familia de don Antonio Ruiz Galindo, por una sociedad de inversionistas de Córdoba. Por aquellas fechas, esta misma sociedad también compró a un grupo de empresarios de la ciudad de México (entre los cuales estaba la familia Alemán Velasco) el hotel Mocambo y empezaron la construcción de lo que posteriormente fue el hotel Torremar de Veracruz, que en realidad se ubican en Boca del Río, pero para no perdernos, fue gracias a que el Ruiz Galindo contaba con unas instalaciones anexas y con un campo del golf de 9 hoyos propio que se encontraba en desuso, como fue posible ir proyectando y planeando el desarrollo a futuro de lo que es el Campus Central Veracruz del ITESM.
Hoy, después de 35 años el CCV-ITESM cuenta con instalaciones modernas y vanguardistas, ofrece estudios de preparatoria y las licenciaturas de Agricultura y Alimentos, Arquitectura, Ciencias Sociales y Humanidades, Comunicación y Periodismo, Diseño y Arte aplicado, Ingeniería y Ciencias, Negocios y Administración, y Tecnologías de la Información y Electrónica, más un amplio programa de ofertas de posgrado en Administración y Finanzas, Educación, Gobierno y Política Pública, Humanidades y Ciencias Sociales, Ingeniería y Arquitectura, y Tecnologías de Información y Electrónica, sin contar con cursos y diplomados de diversa índole.
Yo quiero felicitar a todo este grupo de buenos veracruzanos que hicieron posible que hace 35 años, el ITESM abriera un campus en Córdoba, cosa nada fácil por el tamaño de la ciudad y por la relevancia de la misma a nivel nacional, empeño que se hizo realidad gracias a la iniciativa, al empuje y al talento de todas y de todos los que le apostaron a esta gran cruzada educativa. Todos ellos merecen nuestro reconocimiento a su esfuerzo y empeño, pero en especial quiero en lo particular mandar una felicitación al Ing. Juan Fernando Perdomo Bueno, gran cordobés, de una iniciativa y un entusiasmo inagotable, porque gracias en una buena medida a su trabajo y a su enorme voluntad, el CCV-ITESM es lo que es hoy, una institución de gran prestigio, para presumirla y de la cual nos sentimos profundamente orgullosos.