Durante años hemos visto cientos de libros que nos ofrecen una solución parcial y ordenada a nuestras penas existenciales, los malestares que asechan la estabilidad del estado deseado por todo mundo son incontables, las variaciones de nuestro estado de ánimo dependen mucho de la manera en cómo nos relacionemos con nuestro entorno.
En ocasiones nos hartamos de personas que tratan de hacernos sentir bien aunque la intención sea la mejor del mundo, pero la verdad es que en 9 de cada 10 situaciones de conmiseración, las personas no escuchan los consejos de los consoladores y solo se dejan mimar para superar por un instante sus penas.
La depresión es una enfermedad emocional que nos asecha a todos; irónicamente nadie ha encontrado verdaderamente la receta para hacerle frente correctamente, hay personas que viven sometidas al estado depresivo constantemente. Existen autores que analizan a las emociones desde diferentes perspectivas: psicólogos, sociólogos e incluso filósofos han llegado a tocar el tema de las sociedades y sus estados emocionales con base al análisis de lo que un grupo social define como memoria histórica –o colectiva-.
Recientemente, el astrofísico cosmólogo Stephen Hawking utilizó una de sus últimas investigaciones para establecer una metáfora que sea una sugerencia científicamente viable para superar este declive emocional.
En la conferencia Reith en el Royal Institute, en Londres, realizada el jueves 7 enero 2016, Stephen Hawking utilizó su investigación para aconsejarnos acerca de la superación de un estado emocional depresivo, utilizando a los agujeros negros como símbolo de una situación complicada. “El mensaje de esta conferencia es que en los agujeros negros no está tan negro como se pinta”.
Unos cinco años atrás se pensaba que dentro de los agujeros negros se hallaba el epicentro de la destrucción espacial, incluso había teorías que afirmaban que al momento de introducir materia dentro del hoyo se producían contrafuegos que destruían a la materia. Stephen Hawking hizo un apunte considerable acerca de un desorden interno de materia en el interior de los agujeros negros, e incluso se plantea la posibilidad de que estos dejen escapar alguna radiación producida por el batido de materia interna.
Por otro lado, la teoría de los Agujeros de Gusano respalda la existencia de pasajes que permitan acceder a otro tipo de universos en los que el tiempo corra de diferente manera. Sería imposible resumir en un artículo las deducciones científicas específicas establecidas para entender estos fenómenos, es por eso que volviendo a nuestro tema central: la depresión, en comparación con un agujero negro, para nada es el fin de tu vida.
El planteamiento metafórico radica en torno a la superación personal, pero no al estilo de un queso perdido y un ratón; sin embargo, la idea alimenta el sentido de que cada vez que nos encontramos al borde de las lágrimas la gente te dice o tú piensas que, literal: estás en el hoyo.
De ser así, Stephen Hawking, con base a su teoría, te ofrece la opción de emerger en otro universo -metafóricamente- en el que quizá el tiempo y la suerte jueguen de tu lado, o resurgir del desorden emocional como una “Radiación Hawking” para fluir como materia con tus mismos componentes pero quizá con una forma física diferente.
Universo alterno
La fortaleza de este maravilloso consejo está en el simple hecho de considerar que el equilibrio de las personas no es uno, sino existe uno para cada quién, pues todos nos desbalanceamos desde aspectos distintos, pues de existir una sola cura para la depresión, ésta sería patentada y un rotundo éxito.
Hawking arremete contra la condición depresiva por razones minoritarias con el mensaje central de trascender a pesar de los obstáculos, la superación personal es un objetivo muy simple e inconcreto, pero la trascendencia sí tiene senderos marcados, la perseverancia, la insistencia, el aprendizaje y la revaloración de situaciones no son soluciones inmediatas, pero funcionan como precauciones en algún momento de crisis o fortuna.
Así que además de ser la mente más brillante del mundo, Stephen Hawking es un ejemplo de superación personal, trascendencia histórica y científica. La mejor cura para el fracaso es un éxito rotundo y ningún éxito es digno de una cara larga.
