Aunque se han vivido alternancias en varias entidades federativas, para nuestro Estado es la primera vez que se logra; eso implica que tiene lo inédito como rasgos fundamentales, donde todo está por aprenderse, hacerse y crearse; el aprendizaje tendrá que ser muy rápido, para preparar un buen Gobierno que haga todo mejor y cumpla con las expectativas sociales. El tránsito de la larga administración Tricolor a la alternancia sería mucho más sencilla si los gobernantes salientes tuvieran una responsabilidad republicana y colaboraran anteponiendo los intereses de Veracruz. El lapso que transcurre entre la elección de Gobernador y la entrega de la estafeta estatal es demasiado extenso, muy prolongado, de casi seis meses; eso crea vacios de poder y da tiempo de sobra para el revanchismo, como es el caso, que ocupan actualmente para tomar decisiones como si estuvieran al inicio de su gestión, impulsar iniciativas legales, otorgar nombramientos e intentar todo tipo de maniobras con fines transexenales para entorpecer la labor del nuevo Gobierno; sin rubor actúan con dolo, ilegítimamente, con un sello oportunista y negativo, apartados del mandato popular expresado en las urnas; el Ejecutivo estatal y sus diputados están asumiendo un papel muy cuestionable, pretendiendo disponer de ingresos para pagar sus deudas así como tomando medidas que escapan al termino de su encargo, lo cual nos indica un desprecio brutal a los intereses de los veracruzanos. Aunque hay experiencia suficiente en el Gobernador electo y cuenta con el respaldo político de los partidos que lo llevaron al puesto, no deja de ser un desafío iniciar el nuevo Gobierno, nuevo en todos los sentidos, con tantas adversidades y obstáculos, en un contexto muy complicado. Sin embargo, debe hacer lo que tenga que hacer para cumplir con sus encargos y los compromisos de campaña, no fallar ni siquiera en la percepción con las demandas y anhelos de los veracruzanos; los funcionarios actuales, responsables de nuestra raquítica situación, pronto se van y pasan al olvido muy rápido; cuando esto ocurra, los reclamos irán sobre las nuevas autoridades que, por lo tanto, deben hacer justicia inmediatamente y ser muy escrupulosos con sus tareas, cumpliendo y dando muestra de una manera nueva y muy diferente de trabajar.
No habrá tiempo que perder, son dos años con los que cuenta el nuevo Gobierno, poco o mucho dependiendo la manera en que se le quiera ver y los objetivos que se proponga; para los sueños y esperanzas mayores de los veracruzanos tal vez sea un suspiro pero para rehacer la seguridad pública, reactivar la economía y hacer justicia tal vez sea tiempo suficiente. Todo será rápido, hacerlo bien, en corto tiempo sentar las bases de una gobernabilidad democrática con Estado de Derecho, no es difícil anticipar el estilo y las formas del nuevo Gobierno: de tiempo completo, cercanía con la gente, de apertura, transparente, eficaz y honesto. Gobierno de coalición significa pluralidad, con las fuerzas políticas que lo posibilitan pero también con los ciudadanos en general; se trata de no partidizar a las instituciones, de fundar democracia, fortalecer a la sociedad civil y construir un gobierno nuevo en todo, practica y espíritu, que incluya a los jóvenes, que privilegie perfiles y meritos, que sea respetuoso de los géneros y borre la cultura excluyente, sectaria y mediocre en que está envuelta la administración saliente.
La alternancia traerá nuevos aires políticos y sociales, en un proceso que puede ser virtuoso en todos los sentidos; poco a poco, por su impulso democratizador, ira incidiendo en mejores conductas colectivas; desde luego que la prueba es para todos, para los grupos de presión, para los partidos políticos, para los sindicatos y para todos los grupos sociales; la sociedad puede encauzar su energía, ya sin los obstáculos del Gobierno, al desarrollo social, a la seguridad ciudadana y a la democratización. Si bien no hay mayor garantía que el compromiso adquirido y el respeto a la voluntad popular, es de darse un voto extra de confianza para que se cumpla con el proyecto ofrecido; dada la desconfianza sembrada con esmero por los que se van y por las malas experiencias de otras alternancias, es indispensable construir puentes y mecanismos de participación ciudadana con vigilancia real, activa y critica que impida desvíos, la frustración de la esperanza, para que gane lo positivo y se sienten bases solidas de democratización de nuestro Estado. Para todos es nueva la alternancia, nos reta a aprender rápido y aprovecharla para bien; habrá de todo, desde los que aprendan rápido y lo apliquen hasta aquellos que la rechacen y combatan con boicots y obstáculos arcaicos. Pensando en positivo uno esperaría actitudes de altura de la clase política, si es que piensan en el bien de Veracruz. Hay rémoras y lacras como cultura y acción, no es algo personal, son estructurales y de coyuntura, vienen de lejos o se consolidaron en los más recientes gobiernos. El Gobierno de la alternancia debe atender esa realidad integrándose bien, teniendo claro el tamaño del reto y haciendo todo diferente y mejor. Los veracruzanos deben tener muy clara la responsabilidad de cada quien en los problemas que nos abruman, los deslindes tienen que ser tajantes y transparentes para que haya consecuencias y justicia, siendo muy claros en los puntos finales y puntos de partida; no es para menos ante la casi titánica labor de reconstrucción de las instituciones y de nuestra vida pública.
En el debate sobre las expectativas y posibilidades del nuevo Gobierno hay algunas posiciones demasiado apáticas o, de plano, negativas, casi deseando el fracaso de la alternancia; se nota en algunas zonas del periodismo y en ciertas fuerzas políticas, en ambos casos es obvia la falta de análisis y de autocritica por su anclaje tradicionalista y dogmatico; hay quienes eluden las responsabilidades de los que se van y los meten en el mismo saco con los que llegan, mas en un afán despectivo pero poco inteligente. Es de obviedad que estamos ante tiempos inéditos, de aprendizaje, de sentido histórico; son tiempos de mente abierta, de enormes retos, de generosidad, de colaboración con un nuevo Gobierno siempre y cuando no se desvíe en mezquindades partidistas, que abra la más amplia participación ciudadana y que le apueste a la gente; ojala entendamos que en la buena marcha del nuevo Gobierno nos va nuestra seguridad, la reactivación económica, la legalidad y la transición democrática.
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Recadito: Solidaridad plena y activa ante el vacío de poder…