Once policías muertos es el saldo preliminar de un atentado con camión bomba contra una comisaría en la ciudad de Cizre, en el sureste de Turquía, mientras que los heridos ascienden a 78, informó la agencia estatal de noticias Anadolu.
El atentado se produjo a las 6:40 hora local (3:40 horas GMT) cuando un camión bomba, atribuido al grupo armado Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), estalló en un puesto de control a unos 50 metros de la entrada del edificio de la policía antidisturbios.
Cuatro de los heridos se encuentran en estado crítico y las fuerzas de seguridad han lanzado una operación para dar con los responsables del atentado.
La deflagración fue muy potente y la comisaría quedó prácticamente reducida a escombros, mientras que edificios cercanos han sufrido también daños.
Según algunos medios, después de la explosión se produjo un intercambio de disparos entre atacantes y fuerzas de seguridad, una forma de proceder habitual del PKK.
El atentado se ha producido en la provincia de Sirnak, que es fronteriza con Siria e Irak y está poblada por una mayoría kurda.
Las autoridades turcas han impuesto un apagón informativo sobre el atentado, para evitar que se filtre información sobre la investigación o se publiquen imágenes de las víctimas.
Al PKK se le atribuyó ayer un atentado contra un convoy de vehículos en el que viajaba el líder del mayor partido opositor turco, el CHP, Kemal Kilicdaroglu, que salió ileso, pero un soldado murió en el ataque.
Las fuerzas de seguridad turcas sufren ataques casi diarios del PKK tras el fin de un alto el fuego unilateral por el fracaso de las conversaciones de paz con el Gobierno en julio de 2015.
Más de 600 policías y soldados han muerto en atentados desde entonces.
El PKK, clasificado como terrorista por Turquía, la Unión Europea y Estados Unidos, emprendió en 1984 una lucha armada contra el Estado en demanda de más autonomía para los más de 12 millones de kurdos que viven en el país.