El lenguaje cambia, evoluciona, se desarrolla acorde al tiempo y espacio. Nuestro idioma no es el mismo que el que hablaron nuestros ancestros y menos será igual al que hablaran nuestros descendientes. El cambio de una sociedad empieza con su idioma y el particular uso que le dan sus integrantes.
Los mismo pasa con nuestras formas y modos de relacionarnos en lo social, económico, laboral, político y cultural. Las mujeres hemos estado siempre en las transformaciones del país, pero apenas se empieza a reconocer la valía y el esfuerzo. Hemos sido invisibilizadas por siglos. Las artes fueron nuestro refugio del que salimos para ampliar nuestra presencia y esencia. No ha sido fácil pero tampoco es imposible.
Dice la diputada presidenta de la Comisión Permanente de Derechos de la Niñez y la Familia del Congreso local, María Belén Fernández del Puerto; que “el Estado tiene una deuda histórica con las mujeres, sobre todo en materia de derecho, justicia e igualdad, por lo que es fundamental aprobar las reformas al Código Civil para el Estado, dado que éste fue creado en 1932 y debe responder a la realidad actual, aseguró la diputada.”
¿En 84 años no ha cambiado nuestra sociedad? ¡Por supuesto que sí!, pero aún se nos escamotean nuestros derechos. En casi un siglo han cambiado los conceptos de familia, las mujeres decidimos nuestra maternidad. De hecho, muchas mujeres jóvenes no ven la maternidad como el objetivo de su vida y algunas, simplemente optaron por su desarrollo personal y profesional. Sin que esto las haga menos o más mujer. Son y se les respeta.Otras decimos la maternidad sin pareja. No somos madres solteras porque la reproducción no es un estado civil.
De ahí la importancia de la iniciativa que presentó el pasado 28 de julio la diputada Mónica Robles Barajas, que integra las propuestas de sus homólogos Gabriela Arango Gibb y Alfredo Gándara Andrade en relación a la libre decisión de los padres de asignarles el apellido a sus hijos en el orden que ellos consideren pertinente. También considera las propuestas de los legisladores Gustavo Gudiño Corro, referente al divorcio, y de Cuauhtémoc Pola Estrada sobre el matrimonio igualitario.
La iniciativa plantea la necesidad de actualizar el Código Civil para el Estado, dado que el actual data de hace 84 años, y en él existía una regulación estricta que protegía la institución familiar sobre todas las cosas, lo que produjo leyes restrictivas para las mujeres.
La diputada reiteró que son fundamentales las modificaciones al Código Civil respecto al nombre de las personas físicas, el matrimonio, la violencia familiar, paternidad y filiación, así como en lo referente a pensión alimenticia, ya que darían cumplimiento al principio de igualdad entre mujeres y hombres, previsto en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
Fernández del Puerto expuso que,“una de las propuestas que hice en tribuna, considera que las mujeres que demanden el pago de alimentos, bajo el argumento de dedicarse preponderantemente al trabajo del hogar y al cuidado y educación de los hijos, tendrían en su favor la presunción de necesitarlos.Es importante trabajar para lograr que el Código se apruebe, porque dichas transformaciones son de índole sociocultural, económica y de género, y reflejarán un trato más equitativo entre hombres y mujeres, así como en las formas y criterios de protección”.
Ojalá de tiempo para que se someta a votación la adecuación a nuestro Código Civil. Pero si no se puede, la siguiente Legislatura tendrá que hacerlo, porque ya no podemos continuar con ordenamientos añejos que responde a épocas pasadas y no son acorde a nuestras necesidades actuales.
Por hoy es todo, les deseo un excelente inicio de semana y nos leemos en la próxima entrega.