Los vecinos de Amatrice despidieron este martes a los 231 muertos tras el terremoto que el 24 de agosto azotó el centro de Italia con un funeral de Estado al que acudieron el presidente de la República, Sergio Mattarella, y el primer ministro, Matteo Renzi.
En el campo deportivo de Amatrice tuvo lugar la ceremonia, sitio en que desde el pasado 24 de agosto se instaló un campamento temporal de voluntarios.
A la celebración asistieron los cerca de mil damnificados evacuados de Amatrice, quienes quisieron dar el último adiós a algunas de las víctimas que murieron a consecuencia del terremoto de magnitud 6 grados Richter.
En concreto, la ceremonia religiosa se organizó en honor a los 231 fallecidos de Amatrice y a los 11 de la localidad vecina de Accumoli.
Además de familiares, amigos y conocidos de las víctimas, acudieron voluntarios, miembros de los equipos de rescate, autoridades locales y regionales, y numerosos ciudadanos italianos que, a pesar de no conocer a los difuntos, que quisieron mostrar su solidaridad con el dolor de los afectados.
La ceremonia fue presidida por el obispo de Rieti, Domenico Pompili, y contó solo con la presencia de 37 ataúdes de habitantes fallecidos de Amatrice.
El resto de los cuerpos fueron llevados a la localidad de Rieti, donde en un primer momento se iban a celebrar las exequias, mientras otros féretros fueron trasladados a Roma por decisión de sus familias ya que muchos eran veraneantes que residían en la capital.
Este funeral de Estado, es el segundo que Italia organiza para algunas de las víctimas del terremoto, después de que el pasado 26 de agosto la localidad de Ascoli Piceno acogiera el primer funeral por los fallecidos de la región de Las Marcas. Y ocurre después de que el gobierno decidiera celebrarlo en Amatrice, tras las fuertes protestas de sus vecinos.
Por motivos de seguridad, las autoridades italianas habían decidido que el funeral tuviera lugar en el aeropuerto de Rieti, pero la fuerte presión del alcalde de Amatrice y de sus ciudadanos, que alegaban poder despedir a sus muertos en el municipio del que eran originarios, obligó al Ejecutivo de Renzi dar marcha atrás en la decisión.
“Abandonar estos lugares sería asesinarlos por segunda vez”, dijo el obispo de Rieti, durante la homilía de la misa fúnebre celebrada en este pueblo siniestrado.
Amatrice es la localidad que más devastación ha sufrido como consecuencia del fuerte seísmo de la madrugada del 24 de agosto.