NO CABE LA menor duda que la visita de Trump, fue en mala hora.

El Presidente Enrique Peña Nieto, como lo anotamos ayer, perdía popularidad y aceptación de su gobierno, hasta situarse entre un veintisiete y veintiocho por ciento.

Pero ayer, horas antes de la presentación de su cuarto informe de gobierno, se vinieron abajo los números y es la hora en que una nueva encuesta podría decir, de plano, en el lugar en que se encuentra, respecto de su actuación como mandatario nacional.

Funcionarios cercanos, se echan la culpa, aunque el origen de tal error político internacional pudiera estar, en estos momentos, plenamente identificado.

Ni la Secretaría de Gobernación, tampoco la Secretaría de Relaciones Exteriores, se detuvieron a analizar este hecho. Donald Trump, siendo aspirante a la Presidencia de los Estados Unidos de Norteamérica, fue recibido como si ya fuera mandatario.

Tanto error, no se concibe en unas cuantas horas.

El pueblo mexicano, reaccionó de inmediato, repudiando por completo la presencia del hombre más negativo de la política norteamericana. Esto lo sabían de antemano, tanto el Presidente, como los integrantes de su propio gabinete, así como los diversos asesores que debe tener a su lado.

Pero nadie dijo nada. Dejaron que el Presidente, nuevamente se empinara al precipicio político y amaneciera ayer con la cruda realidad.

Mientras tanto, Trump, logró lo que quería. Vestirse nuevamente de popularidad, viajando al país que tanto odia y que tanto ha ofendido. De esto, el Presidente Peña Nieto, nada dijo ni tampoco pidió explicación alguna.

No hubo condiciones para el político norteamericano, pues para el Presidente Peña, lo importante era recibirlo en Palacio de Gobierno, donde se discutieron temas importantes, seguramente, pero, lo cual hasta negó el mismo mandatario nacional, que dejó, prácticamente, que Donald Trump, tomara, por momentos la rienda de la situación.

Sumisión y nada más que sumisión como una consecuencia de los errores cometidos en política exterior, pues sabiendo lo que se esperaba no se tuvo un momento de reflexión, menos en la propia reacción de un pueblo lastimado desde hace tiempo por el representante del poder económico del país del norte.

No hay, en estos momentos, justificación alguna, por más que quieran hacerlo. El hecho ya se dio y es cosa consumada.

¿Y el congreso federal?

El mismo Congreso federal, debió meter las manos, pues se trataba de un asunto que le concierne directamente, pero tampoco dijeron nada, dejando, prácticamente solo al Presidente, como si esa fuera la consigna política.

Ahora, no le queda más remedio al Presidente, que tomar medidas urgentes. Correr de sus puestos a quienes lo dejaron solo o lo mal asesoraron. Correr a todos aquellos funcionarios de primer orden que tenían la responsabilidad de haberle dicho, a tiempo, las consecuencias de su decisión.

Y es que alguien tiene que pagar los platos rotos, comenzando por quienes tienen en sus manos el manejo de la política exterior.

Pero, todavía, se corre el riesgo de que los mexicanos tengamos que pagar el muro fronterizo, pues si no hubo aclaración sobre este asunto, lo más probable es que Trump, haya convencido al Presidente Peña, de la necesidad de dicha medida anti migratoria.

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LAS RECIENTES LLUVIAS que han caído en Xalapa, apuran aún más a las autoridades locales, para resolver problemas urgentes en las obras que captan las enormes cantidades de agua.

Los esfuerzos han sido importantes en esta área, porque cada día que pasa, las cantidades de agua, parecen ser mayores y consecuentemente, se están presentando inundaciones en lugares que siempre han padecido este problema, además de otros espacios que sido rebasados en sus sistemas de desague, de tal manera, que se hacen necesarias más obras que puedan resolver el problema de las continuas inundaciones en nuevas zonas de la capital del Estado.

El alcalde, preocupado por esta situación ha externado que se sigue trabajando para cerrar la administración con un record histórico en construcción de drenajes y colectores pluviales en la ciudad, para evitar que zonas que tradicionalmente se inundan dejen de hacerlo. Este año, por ejemplo, estamos invirtiendo con la Comisión Nacional del Agua, más de 150 millones de pesos para atender esta problemática.

Xalapa, ha crecido considerablemente y esto ha generado que importantes cauces pluviales, se hayan cerrado y representen, por lo tanto, un serio obstáculo para que las aguas provenientes de las fuertes lluvias, puedan ser desalojadas de inmediato.

No es, precisamente, que en otras administraciones, no se haya hecho nada al respecto, sino que nuevas necesidades han surgido por el desmedido crecimiento poblacional, que no ha respetado los cauces naturales y que provoquen inundaciones permanentes.

Sin embargo, las acciones del Ayuntamiento xalapeño, se han intensificado para dejar, en el tiempo que le falta a esta administración, resuelto en su mayor parte, el problema de las inundaciones en esta ciudad.

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Y EL LUNES, aquí nos encontraremos, si otra cosa no sucede.

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