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“Lo bueno casi no se cuenta, pero cuenta mucho” fue el slogan utilizado para anunciar el cuarto informe de gobierno de nuestro Presidente, 4 años han pasado de su mandato, y lo bueno del mismo cada vez es más escaso, sin embargo bien dicen que las cosas al hacerse se cuentan solas, y este es el caso del Presidente de México, su imagen por los suelos, una semana llena de tropiezos y las barbaridades añejas que vienen con él a cuestas hablan por sí mismas.

El gobierno que comenzó como un reallity show, continuó como melodrama, sigue siendo un espectáculo mediático gracias a los escándalos de la semana y los constantes errores que opacan los pocos aciertos que hasta ahora ha tenido Enrique Peña Nieto. Primero se le quita importancia a un plagio que si bien se pudo investigar en momentos más oportunos como la campaña, no deja de ser un punto delicado tratándose de un dirigente de nación, en otros países el tema se trata como lo que es, una mentira y funcionarios públicos han tenido que renunciar por ello.

El escándalo tuvo su remate en medio de la tragedia, mientras nos despedíamos de un mexicano entrañable del otro lado de la frontera, teníamos que recibir a un Estadounidense no deseado y no bienvenido por la mayoría de mexicanos. Si bien decir que Donald Trump es detestado por los mexicanos es repetir su discurso a la inversa, lo cierto es que el sentimiento se lo ha ganado y lo menos que esperábamos de nuestro representante era dignidad y exigir respeto ante el enemigo que ha osada profanar nuestro suelo además de llenarnos de odio e insultos como si verdaderamente los latinos fuésemos amenaza y no una principal fuerza del crecimiento de la nación contigua.

No tolero la humillación evidente, ni ver al hombre que dirige el país que amo agachar la cabeza ante el atacante, doblegarse y por si lo anterior no fuese poco alabarle como el líder del futuro, me parece imperdonable que Enrique Peña Nieto haya desaprovechado la oportunidad de dejar en claro lo que todos los mexicanos quisiéramos decir al candidato Republicano, pero aún más deplorable que gracias a esta visita la popularidad de Donald Trump haya repuntado (¿ninguno de sus asesores consideró lo que esto representaría?). No importa si en privado los argumentos fueron otros, lo que se nota y lo que se sabe es lo que cuenta, por lo tanto en este punto no habrá mucho que decir.

Para rematar la semana, tuvimos el cuarto informe de gobierno, ¿qué podíamos esperar?, como bien señala en un artículo Pedro Kumamoto, el gran acierto del Presidente ha sido unirnos en el descontento, hasta el momento le aplauden quienes se han beneficiado de contratos y licitaciones dudosas a cambio de casas o departamentos, pero quienes sufren la precariedad del sistema de salud, quienes hemos padecido por la inseguridad, y quienes siguen a la espera de clases y un verdadero aprendizaje sabemos que el informe fue un discurso perfectamente esquematizado y que habrá que comprobar cada uno de los hechos pues las historias en las calles y los Estados hablan de una nación sumida en la corrupción. Ni hablar del público previamente seleccionado de jóvenes simpatizantes con el Partido Revolucionario Institucional, quizás planeado así por el temor a la pluralidad, y el verdadero escrutinio de quiénes deseamos construir una sociedad honesta, plural y democrática.

Detrás de Enrique Peña Nieto hay asesores que cobran alrededor de 200 mil pesos mensuales (seguramente más compensaciones) quienes parecen aconsejar al mandatario de manera surreal pues no hay forma de dar tales sugerencias para un México como el que habitamos la mayoría de mexicanos.

Ahora del otro lado como ciudadanos, profesionistas o simplemente por el hecho de ser mexicanos también tenemos labores por cumplir, basta de decir que los mexicanos somos flojos, y hablar mal de nosotros mismos, resaltemos el éxito de quienes han luchado por alcanzar sus sueños, pero sin colgarnos del trabajo de otros y hagamos lo que nos corresponde desde el lugar y punto que hayamos escogido. El bienestar y mejoría comienza desde lo más pequeño de la casa, dejemos de esperar que todo se haga por iniciativa de otros y pongamos manos a la obra en nuestros talentos. Creo firmemente que cada uno puede defender a esta nación desde su trinchera, demostrando nuestro valor aquí o en cualquier lugar en el extranjero.