*Para conocer la dicha hay que tener el valor de tragársela. Camelot.

 

LAS DOS RENUNCIAS

 

A fin de semana pasada, trascendió de un par de renuncias, la más importante, la de la Canciller Claudia Ruiz Massieu, sobrina carnal de Carlos Salinas de Gortari, hija de aquel político priista, José Francisco Ruiz Massieu, asesinado en aquellos años de 1994, cuando la patria se nos deshacía entre las manos. Él y Colosio pasaron a mejor vida, y la gente siempre creyó que era una purga entre priístas, como en los viejos tiempos estalinistas. Claudia, dicen los trascendidos, se fue porque ella jamás fue informada de la visita de Donald Trump, el pelos de elote, estaba fuera del país inaugurando consulados cuando la mandaron llamar, a servirle al patrón, que me mandó a llamar, anteayer, como la borrachita canción. Cuando Trump vino y le acomodó senda exhibida al presidente, en su casa, en Los Pinos, muy rápido todos fueron a periplar en los medios, comenzando por el Preciso, que con Denisse Maerker defendía una tesis que irritaba más al pueblo. Uno nunca se explica porqué los políticos mexicanos son renuentes a decir que se equivocaron, se sienten infalibles, como un tiempo lo eran los Papas, pero hasta a ellos se les llegó a quitar esa infalibilidad, solo permitida a Jesús, a Dios, a aquellos que están más allá de nuestro alcance (En la teología de la Iglesia católica romana, la infalibilidad pontificia constituye un dogma, según el cual el papa está preservado de cometer un error cuando él promulga, a la Iglesia, una enseñanza dogmática en temas de fe y moral bajo el rango de «solemne definición pontificia» o declaración ex cathedra). La noche misma de esa debacle, cuando el Titánic hacia agua y no había orquesta de cuerdas que les tocara el adiós, la secretaria llegó con Adela Micha a tratar de tapar ese agujero que les hizo un iceberg llamado Trump. No se pudo, solo defendía la misma tesis del presidente, la de que es mejor hablar con ellos, aunque vengan a insultar. Medio salió airosa, a medias. Los que sí hicieron el ridículo, dos noches después con Juayderito (Joaquín López Dóriga), en su programa ‘Si me dicen, no vengo’, fueron el secretario de Hacienda, Luis Videgaray y el presidente del PRI nacional, Enrique Ochoa Reza, que por más que rezaba no le salían las cosas. Nótese el parecido con Clavillazo, excepcional. Del otro lado, en la otra esquina del ring estaban Ricardo Anaya, presidente del PAN y gran polemista, el perredista Armando Ríos Pinter y el escritor Héctor Aguilar Camín. Los tres coincidieron que la paliza a Peña Nieto fue más que merecida, que fue un error haberle invitado y dejarlo que se apoderara de la audiencia, llegó un momento que Videgaray y Ochoa señalaron que Trump podía ganar la presidencia americana, y por eso la invitación. Parecían, a ratos, jefes de campaña de Donald. Qué pena dieron. A ese programa, sin que Juayderito se las mascara, no llegó la secretaria Ruiz Massieu. Ese asiento lucía vacío. Había renunciado, trascendió. Si lo hizo tiene dignidad, porque se ve que quien coordinó todo fue el secretario de Hacienda, y los caminos de la diplomacia, como los de la vida, siempre deben pasar por la secretaria de Relaciones Exteriores. Una baja sensible, de dignidad.

Ultima hora. Lopez Dóriga anuncia que la Canciller no se va, que viaja con el presidente a China. Que lo de no presentarse a su visto programa, fue rebelión, quizá contra Videgaray, el artífice de la reunión  con el pelos de elote.

Otra: Claudia sí presentó la renuncia, pero aseguran que el presidente pidió al secretario Meade, la convenciera de que no se fuera. Haría más daño a la ya dañada figura presidencial.

 

Y SI GANA TRUMP

 

No hay problema, seguro nos invade y nos mantiene de por vida, habría que ir aprendiendo el inglés y hacernos a la idea de que Tierra Blanca, pueblo que no tiene mar, será como un Houston, con todo y su Mall y Woodlands y llegarán los cines a ese pueblo que vive, gracias a los inútiles alcaldes panistas y priístas, sin cines ni centros comerciales, en un sitio donde hay que tener diversión y canchas deportivas para que los jóvenes se alejen de los vicios. Venga, Míster Trump. Tanto miedo le tienen que el vicepresidente Biden dijo que, en caso de ganar, le quiten el botón nuclear, capaz y nos desaparece este wey.

 

LA OTRA RENUNCIA

 

La otra renuncia fue del mundo del espectáculo. Nicolás Alvarado, que chambeaba de director general de TV UNAM, se le ocurrió tirar un rollo de que a él no le gustaba Juan Gabriel, y la tierra se movió, como un temblor de 9 grados. Esto dijo: “Conozco apenas unas pocas de sus canciones que, confesaré, me han bastado para identificarlo como uno de los letristas más torpes y chambones en la historia de la música popular, todo sintaxis forzada, prosodia torturada y figuras de estilo que oscilan entre el lugar común y lo absurdo. Mi rechazo al trabajo de Juan Gabriel es, pues, clasista: me irritan sus lentejuelas no por jotas sino por nacas”.

Después de eso, en las redes sociales se lo acabaron, mientras el pueblo lloraba enlutado la muerte de un palomo, Nicolás le tiró un feeling. El Rector no aguantó la presión y pidió su renuncia, cantándole una de Juan Gabriel: ‘Fue un placer conocerte’. Fin de la historia.

 

LOS NIÑOS DEL CORO

 

Viernes por la mañana. Llego al orizabeño hotel L Orbe. Veo un grupo de niños que asisten al Tercer Encuentro Estatal de Coros, del 2 al 4 de septiembre, en Orizaba, que tiene un volcán y un Teleférico. Al pie del elevador, llegaban unos 20 niños con sus padres y familiares. Me dio gusto verles formados en espera de su espacio, más gusto me dio saber que eran de mi pueblo, Tierra Blanca, el Coro Infantil del Santuario de Guadalupe, que muy seguramente harán un gran papel porque allí se nos da todo, deportes y música. No vi a su director, Emmanuel Lara Pulido, pero intentaré verle en estos días y desearles suerte y que pongan el nombre del pueblo muy en alto, como sé que así será.

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