#LadyCoralina fue el sobrenombre que le pusieron en redes sociales y medios de comunicación a una joven originaria de Hermosillo, Sonora, que besó a otro hombre que no era su novio, en su despedida de soltera.
Emma era una completa desconocida para la mayoría hasta que una de sus amigas difundió en redes sociales las fotos y el video donde se observa que -al calor de las copas y del sol de Playa del Carmen- se besa con un hombre. De él se desconoce su identidad, eso no importa al parecer.
Fue la nota principal en medios locales, después en nacionales y ahora se puede encontrar en periódicos digitales de Honduras, Italia y Estados Unidos. Lo mismo en portales serios que en páginas de entretenimiento.
«Los contenidos de entretenimiento no son lo único que influye a través de las múltiples plataformas mediáticas. Nuestras vidas, relaciones, recuerdos, fantasías y deseos también fluyen por los canales de los medios», dice Henrry Jenkins, estudioso de la cultura digital.
Me sorprendió que conocidos, debo decir que en su mayoría hombres, compartieran la «noticia». Para mí no había noticia.
Aún recuerdo el Manual de Periodismo de Vicente Leñero y Carlos Marín, donde señalan que el interés público y el periodismo tiene como límite la intimidad de las personas.
«El periodismo no se ocupa de cualquier acontecimiento sino de aquellos que despierten el interés social», eso decían.
Hace apenas 10 años este mismo hecho, que una joven cometiera una infidelidad no hubiera sido noticia; tal vez un secreto a voces en su círculo más cercano o entre la alta sociedad de su natal Hermosillo.
Antes las infidelidades se quedaban en el ámbito privado, bueno a veces trascendían a las pláticas de café y en los pasillos de los supermercados, pero ahora son la nota del día nacional y hasta internacional.
La joven quedó ya estigmatizada, su imagen y su nombre quedaron expuestos y con sólo poner en el buscador #LadyCoralina aparecen decenas de páginas con la noticia de su engaño y posterior ruptura con el hombre con el que se casaría.
A través de una carta, el padre de Ema señaló que su hija está muy afectada emocionalmente y que la joven tiene una «trayectoria como una persona de bien, profesionista y de gran calidad moral». No lo dudo.
Veracruz ya dio dos «Ladys» a la nación y el mundo. Ambas radicadas en Santiago Tuxtla, uno de los municipios más pobres y marginados del estado, pero en clases sociales muy opuestas. Una vive en la opulencia y la otra en la marginación, pero las críticas les llovieron por igual en las plataformas digitales.
Originaria de una pequeña localidad del sur de Veracruz, María del Carmen Cruz Hernández, fue bautizada por sus acciones de prepotencia en contra de alumnos que no habían pagado sus cuotas escolares.
#LadyLibros la llamaron después de que un maestro la grabó y subió el video a las redes sociales. Además de perder el cargo que ostentaba como presidenta de la Mesa de Padres de Familia de la escuela primaria Leona Vivario, es señalada por los tres mil habitantes con los que convive ella y sus tres hijos.
Estoy segura que en la comunidad de Tlapacoyan del municipio de Santiago Tuxtla pocos tienen internet. Ahí el chisme se propagó como era antes: de boca en boca.
La otra famosa es la alcaldesa de ese municipio, Contadora Pública y madre de dos hijos varones. Su mote es #LadyGucci por vestir con ropa de esa marca en las fiestas populares del pueblo.
No era la primera vez que Claudia Acompa lo hacía, pero esta vez su vestimenta junto con el maquillaje y peinado, la puso en el ojo del huracán de los medios de comunicación, los nuevos con los tradicionales que convergen unos con otros.
Como en la Edad Media, cuando hubo una persecución masiva de mujeres por la Iglesia y sobre todo por la justicia civil, «quemamos» a las que se salen de los esquemas y estereotipos del ciudadano ideal.
Esta Santa Inquisición digital quema en las redes sociales a las mujeres que se salen de control. Espero que pronto el tema de las #Ladys deje de ser trending topic y pase de moda.
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“Siempre es posible que lo intentado no te salga, pero la satisfacción de saber que lo intentaste es tanto mejor que la resignación de no intentarlo nunca. Probar: Seguir buscando, buscando”. Eso hago.
Martín Caparrós
Lacrónica