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“Estoy cansada de ver noticias, no las veo pero aun así me entero de las cosas y siempre son desagradables y malas” escuché este comentario en una clase y no podría estar de acuerdo con el final, ¿Cuándo será noticia el bien?, quizás se dificulta el tema porque el periodismo surgió para hacer equilibrio a los poderes, para expresar inconformidades comunes y para denunciar los hechos tal como son. ¿Pero en qué momento permitimos que el periodismo se turnara en la vida personal de Ladies y Lords?
No quería mencionar el caso de #LadyCoralina porque es contradecir mi idea, pero me parece irreal que en toda la semana la infidelidad de una mujer sea el tema del momento, que si por la igualdad de derechos, que si estuvo mal que la señalaran, etc. Mi única opinión al respecto es sobre el uso de redes sociales, porque al parecer sentimos que estar detrás de una pantalla nos permite juzgar a cualquier persona como si nosotros fuésemos perfectos y nunca en la vida falláramos. No estoy defendiendo la infidelidad, porque está mal, es traicionar la confianza de otra persona, ¿Pero con qué derecho destrozamos a otros y violentamos su intimidad? ¿Quiénes somos para juzgar a quien no conocemos y sin saber qué hay detrás?
Desgraciadamente hacemos uso continuo de las nuevas tecnologías sin comprender el impacto que tienen en nuestras vidas, cuesta ser conscientes de que ahora todo el que tiene una red social es figura pública y debe cuidar múltiples pautas de comportamiento si no se desea acabar en un caso similar. Un conocido me debatía que Emma (porque así se llama y no #LadyCoralina) se merecía estar en el escrutinio público, hay quienes pensarán que sí, en lo particular considero que nadie merece un daño emocional y psicológico como el que seguramente está pasando además de quedarse sin boda, porque por un error ahora será recordada como golfa, zorra y múltiples adjetivos que no nos corresponde a nosotros otorgarle.
Lo que me impacta de este hecho es la importancia que podemos darle a las vidas ajenas, cómo criticamos un evento ajeno a nosotros una y otra vez desde múltiples puntos, y peor aún en medio de qué circunstancias, ¿Dónde quedó la inconformidad por el dólar?. ¿Dónde están todas esas personas cuando ocurren atentados humanos como el de Atenco? ¿Por qué no hablamos de la condonación millonaria a múltiples empresas mientras el resto de mexicanos vamos viviendo el día a día? Las personas somos absurdas, nos ocupamos de los detalles banales de la sociedad porque vende y mueve más el chisme que la información real.
Hay muchos datos que indican una crisis muy cercana, económica principalmente que sin duda tendrá impacto en lo laboral y por ende en la violencia, mas preferimos vivir en la era de la desinformación por exceso de la misma, ya que nos centramos en los datos de las vidas de otros o los sucesos en otros países que si bien consternan no son distintos de los que ocurren en nuestra nación y decidimos ignorar.
¡Basta de hacer a personas sin sentido famosas!, quiero un México en el que hablemos de propuestas, soluciones, que comprendamos esta nueva era y mejoremos con ella, que la tecnología tenga impacto en nuestro desarrollo y no sea un canal más para seguir como estamos. Apoyemos causas justas y honestas, seamos la voz de quienes sufren y no del cotilleo. Los jóvenes necesitan impulsos para la creatividad, plataformas de expresión libre que permitan la creación de contenidos inteligentes y no distractores basura.
Como personas podemos hacer mucho más enfocándonos en cada uno de nosotros y las acciones del día a día que si nos sentamos en la computadora a desarrollar un activismo pasivo y ser jueces de los demás. Busquemos soluciones estratégicas y no nuevos personajes para la farándula.