El candidato republicano a la Casa Blanca, Donald Trump, dijo hoy en un mitin en Fletcher (Carolina del Norte) que se va a gastar en estas elecciones 100 millones de dólares de su propio dinero, pese a que sigue por detrás de las cifras de gasto de su rival, Hillary Clinton.
Trump habló hoy frente a sus seguidores en el estado clave de Carolina del Norte y les pidió que salgan ya a votar, aprovechando la posibilidad de depositar el voto de manera temprana, y le elijan para ocupar la Casa Blanca porque, aseguró: “¿Qué tienen que perder? Yo voy a arreglar las cosas“.
El candidato republicano, que se encuentra por detrás de su rival demócrata en las encuestas, dijo que la Casa Blanca está gestionada “por un montón de bebés; por un montón de perdedores” y volvió a recordar su experiencia empresarial como uno de sus fuertes.
En este sentido, aseguró que va a cerrar esta campaña gastándose 100 millones de dólares de su propio dinero, algo que, dijo, demuestra que no está siendo influenciado por grupos de interés, como ocurre en Washington.
Trump prometió si llega a la Casa Blanca “drenar la ciénaga” de Washington y propuso una reforma que incluirá la prohibición de que funcionarios públicos puedan trabajar en grupos de cabildeo durante cinco años y una enmienda constitucional para limitar los mandatos en el Congreso.
La campaña de Trump gastó en septiembre 70 millones de dólares (no de su propio bolsillo), recaudó 54,7 millones de dólares (solo 2 millones de su propio dinero) y disponía a final de ese mes 34,8 millones de dólares en efectivo, según datos de la Comisión Electoral Federal.
Por su parte, la campaña de Clinton disponía al final del mes de cerca de 60 millones en efectivo, había gastado más de 82 millones y recaudado cerca de 74 millones.
La recta final de la campaña es la que concentra una gran parte de los gastos para movilizar a los votantes más fieles y cambiar la opinión de los indecisos, especialmente en los estados clave.
Trump tiene la dificultad añadida de que el Partido Republicano ha decidido centrarse en salvar las plazas del Senado que están en juego en las elecciones generales y no dar prioridad a la carrera por la Casa Blanca, vistos los datos de intención de voto.