El pasado miércoles, la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación ratificó los resultados de la elección a gobernador de Veracruz.
Con el fallo del Tribunal se pone fin al proceso electoral.
No tengo resentimiento alguno por el mandato ciudadano del cinco de junio. Soy un político profesional y por tanto lo respeto, lo acató, lo asumo.
Sin duda, los sufragios emitidos en la jornada del pasado cinco de junio deben ser interpretados con gran mesura.
En el voto de los veracruzanos hubo un claro mensaje para el PRI, pero sobre todo para sus gobiernos. Hay mucho que mejorar para seguir a tono con la ciudadanía.
No obstante que solo fue el 18.9% del total de los electores veracruzanos quienes emitieron su voto a favor de quien será el próximo gobernador del estado, esto no deslegitima el resultado de la elección.
En nuestra democracia con un voto de diferencia se gana o se pierde.
Con su voto, la sociedad agraviada se manifestó contra una forma de hacer política que se ha agotado.
Con ello se cierra un ciclo y se abre la enorme oportunidad de reconstruir el poder público como instrumento de servicio.
Como veracruzano espero un gobierno útil, ecuánime, tolerante, honesto, justiciero e imparcial, que cumpla con lo que ofreció en campaña.
Estaremos vigilantes del nuevo gobierno, como lo hemos estado con los que han surgido de nuestro propio partido.
Veracruz está cansado de su postración, del abuso, del engaño, por lo mismo, no hay en este último proceso electoral cheques en blanco sino un claro mandato para reconstruir con urgencia el poder público en un instrumento al servicio de los demás.
Veracruz reclama justicia, pero también espera más que sólo lamentos sobre nuestra precaria situación. Los que participamos en este proceso electoral sabíamos de la quiebra financiera y moral que Javier Duarte de Ochoa nos heredaría. Quien asumirá el cargo de gobernador del estado de Veracruz el próximo primero de diciembre no podrá pretextar ignorancia de esto para dejar de cumplir, con la puntualidad a la que se comprometió, uno solo de sus compromisos de campaña. Estaremos, insisto, vigilantes del cumplimiento de estos.
Deliberadamente, a partir del cinco de junio, fecha en que los veracruzanos decidieron quien debería conducir a nuestro querido estado durante los dos siguientes años, no he emitido cuestionamiento alguno sobre quién será el próximo titular del Poder Ejecutivo en nuestro estado.
Como veracruzano, anhelo, de corazón, que a Veracruz le vaya muy bien. Por ello no seré obstáculo alguno para que el nuevo gobierno cumpla con sus compromisos de campaña, pero tampoco, que quede oportunamente claro, seré cómplice, de darse, sus incumplimientos.
PD. Con motivo del reciente proceso electoral en Veracruz, en el que participé como candidato a Gobernador del Estado, tomé la decisión, por respeto al proceso electoral, de dejar de redactar hasta en tanto este culmine con la resolución del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.
Hago de su conocimiento mi interés de retomar «El Articulista», a fin de manifestar mis ideas y, con ello espero, aportar cosas positivas, siempre a través de una crítica constructiva y de una óptica objetiva y responsable.
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