*De Manuel Vicent: “Todo sueño es siempre una huida”. Camelot.

DUARTE FUERA DEL PRI

Asegura Héctor Yunes Landa, rival enconado del exgobernador de Palacio, candidato del PRI derrotado en la elección pasada por el otro primo hermano del mismo pueblo, Soledad de Doblado, ahora convertido en Fiscal al presidir la Comisión Anticorrupción del Senado de la República, y ser un Elliot Ness en potencia, al que le faltan solamente los Intocables, que a Javier Duarte, gobernador con licencia, cuyo paradero se desconoce, el PRI del Clavillazo Reza Ochoa lo expulsa el día de hoy, si otra cosa no ocurre. ¿Irá Amadeo a esa expulsión? Yunes Landa no solo le ha arrimado los caballos, le grabó un spot emotivo y con título de telenovela, tipo La Rosa de Guadalupe: “Entrégate, Javier”. Como los carteles con la leyenda Reward o Wanted, que se fijaban en las paredes de madera de las cantinas del viejo oeste, en cintas como las de John Wayne. Solo le faltó poner cuánto era la recompensa. La verdad, pensándolo a tiro de pájaro, al exgobernador con licencia creo que eso le valdrá una pura y dos con sal, el querrá librar su lio fuerte con el SAT y con el Supremo Gobierno, que lo acusa de todo. Hasta de los vientos que soplan en su contra. Y le catean todo, revisan las camas y debajo de las alfombras, de todo donde se sospecha pueda estar. Eso de salir del PRI, como dijera Arturo de Córdova: “Eso no tiene la menor importancia”. Cuando la orden de expulsarlo del PRI vino de donde todos nos imaginamos que salen las buenas y malas noticias, todos sabíamos que la debacle de Javier llegaba. Que atrás quedaban los días cuando sonreía junto al presidente Peña Nieto y cuando en Los Pinos era visto como un gobernador de los jóvenes de futuro. Ni hablar. Tiempos muy difíciles.

HUBO UNA VEZ UN TIEMPO

Hace nada leí ‘Vanity Fair’. Vi una historia que quedó grabada en los anales del periodismo de investigación mundial. A bordo de un vuelo venía con este reportaje. Mientras las turbinas del jet nos llevaban a nuestro destino y el miedo se queda a un lado, porque, como Picasso, a mí no me da miedo la muerte, me da miedo el avión. 40 años después la revista ubicó a los protagonistas en el mismo lugar y con la misma gente: los hombres del diario The Washington Post. En la misma redacción donde cambiaron la historia de un país a la caída del presidente Richard Nixon, gracias a su trabajo de investigación y al chismoso Garganta Profunda, que les filtraba todo desde dentro. Como un vil traidor. Porque todos los que filtran desde adentro las cosas, como ahora este espía Snowden, son viles traidores. No se puede escupir donde se duerme. Ahora ocurre también aquí, en Veracruz, a la caída del gobernador con licencia. En una foto exhibida, de izquierda a derecha, el actor Robert Redford, el periodista Carl Bernstein, el exdirector Ben Bradlee y Bob Woodward en la redacción del Washington Post. Entre los cuatro suman 306 años. Redford tiene 76. Fueron aquellos hombres de Watergate, dirigidos y comandados por Ben Bradlee, el amigo personal del presidente Kennedy, y por Katherine Graham, la dueña del periódico, la editora. El Discovery Chanel revive ahora aquella historia de periodismo puro, la que Woodward decía: “Hay muchas mujeres que se sienten decepcionadas cuando ven que no soy como Robert Redford”, cuando la película ‘Todos los hombres del presidente’ irrumpió en los cines. A la historia del reencuentro se le tituló ‘Once upon in time in Washington’. Esa foto está incompleta, falta el otro actor, el gran Dustin Hoffman. Pero revive cuatro décadas después las batallas que se dieron desde ese diario que hoy, para decepción de los lectores fieles, lo acaba de comprar un tiburón de Wall Strett, el pelón Jeffrey Bezos, dueño de Amazon.com, porque los diarios, dicen los pitonisos, tienden a desaparecer del mundo por el Internet. Lo raro es que la compra-venta fue muy barata, 250 millones de dólares, dicen las notas. Y esa lana Carlos Slim se los compraría en un minuto, como ya lo está haciendo con el The New York Times. La fotografía se encargó a Annie Leibovitz, Premio Príncipe de Asturias 2013 (Anna-Lou «Annie» Leibovitz es una fotógrafa estadounidense. Fue la primera mujer en exponer su obra en la Galería Nacional de Retratos de Washington D. C. y la última en retratar al músico John Lennon, antes de que éste fuera asesinado en 1980). “El Watergate del que escribimos en el Washington Post entre 1972 y 1974 no es el mismo que conocemos hoy. Sólo era un atisbo de algo mucho peor. Cuando le forzaron a dimitir, Nixon había convertido su Casa Blanca, en gran medida, en una empresa criminal”, escribieron Woodward y Bernstein en el diario capitalino. El periodista Raúl del Pozo contó una anécdota sobre aquellos incidentes, cuando la poderosa presidencia de Nixon con el halcón Henry Kissinger a un lado, y Nixon alcoholizado, querían derrumbar la libertad de expresión de ese mítico y legendario diario. Escribió Raúl: “La lavadora de ropa sucia y el enjabonamiento es para mí una analogía del periodismo, tal vez desde que el ex fiscal y jefe de la campaña de Nixon amenazó al Post diciendo: «Si publicas toda esa mierda, Katie Graham se va a pillar las tetas en la máquina de escurrir ropa». La que se pilló las tetas fue la Administración Nixon mientras Katie, la gran dama de la libertad de expresión, llevaba colgada alrededor del cuello una escurridera de ropa en miniatura que le regaló un dentista y en todo momento estuvo dispuesta a ir a la cárcel antes de revelar las fuentes de sus periodistas”.

Oh, esas historias de periodismo.

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