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EFE

El cardenal australiano George Pell, encargado de las finanzas del Vaticano, y otros miembros de la Iglesia católica en Australia encubrieron casos de pederastia, concluye una investigación entregada hoy a la llamada Comisión Real de la Respuesta del Estado al Abuso de Menores.

Los abogados Gail Furness, Angus Steward y Stephen Free son los autores del informe, que califica de “inaceptable la conducta de cualquiera que apoyara el traslado de (Gerald) Ridsdale, o de cualquier sacerdote, sabiendo las acusaciones de abusos sexuales que había contra él”, según la cadena pública ABC.

El cardenal Pell formó parte de las personas que en 1982 asesoraron al obispo Ronalk Mulkearnas cuando, como responsable de la comunidad de Ballarat, trasladó a Ridsdale sin denunciar a la Policía las acusaciones.

El sacerdote Ridsdale fue condenado a ocho años de prisión en 2014 por abuso sexuales de menores entre 1961 y 1981, incluso contra su propio sobrino.

Pell ejercía de obispo auxiliar en la archidiócesis de Melbourne durante el traslado del sacerdote Peter Searson, quien se aprovechó de los niños en las décadas de 1980 y 1990 en el estado de Victoria.

La investigación también narra el testimonio de Tim Green, una de las víctimas de Edward Dowlan en el colegio Saint Patrick, que dice que denunció la situación al propio Pell en 1974 y este lo desechó con un “no seas ridículo”.

El cardenal australiano participó, asimismo, en la reintegración al servicio de Paul David Ryan en 1980, pese a su conocido pasado pederasta.

El documento exonera a Pell de las acusaciones de haber comprado el silencio de una víctima, de haber hecho chistes con los abusos de Ridsdale o de haberle cerrado la puerta en la cara a un estudiante que le quiso presentar una denuncia.

La Iglesia católica australiana se ha visto implicada en numerosas acusaciones e investigaciones de abusos sexuales de menores en los últimos años.

El pasado marzo, Pell lamentó no haber hecho más y admitió que el siglo pasado existía un mundo de encubrimiento porque la sociedad no quería oír hablar de esos casos.

La Policía australiana volvió a interrogar la semana pasada a Pell, que reside en Roma, sobre casos de pederastia entre 1976 y 2001.