Julian Assange negó que el gobierno ruso sea la fuente de los correos electrónicos hackeados al presidente de campaña de la candidata demócrata Hillary Clinton.
«Podemos decir que el gobierno ruso no es la fuente», dijo el fundador de Wikileaks en una entrevista que será difundida el sábado por el canal ruso RT.
Los correos filtrados, una espina en la campaña de Clinton, revelaron información embarazosa y potencialmente dañina sobre el trabajo interno de la organización de la ex secretaria de Estado.
Clinton acusó a Rusia de haber robado los correos de su presidente de campaña, John Podesta, quien también trabajó para su marido cuando él era presidente.
Assange, quien vive refugiado en la embajada ecuatoriana en Londres desde 2012 para evitar la extradición a Suecia para enfrentar cargos de violación, sostuvo que Clinton aseguró equivocadamente que las agencias de inteligencia estadunidenses evaluaron que Rusia fue la fuente detrás de las publicaciones de Wikileaks.
Los allegados a Clinton proyectaron una «histeria neo-macarthista de que Rusia es responsable de todo», dijo Assange, en referencia a la caza de brujas de los simpatizantes comunistas en Estados Unidos encabezada por el senador estadounidense Joseph McCarty en la década de 1950.
Assange realizó estas declaraciones en una entrevista con Dartmouth Films, con sede en el Reino Unido, que luego las vendió a Russia Today, según Wikileaks.
El candidato presidencial republicano Donald Trump utilizó información de estos correos pirateados para respaldar su acusación de lazos corruptos entre los Clinton y la Fundación que lleva ese apellido.
El 8 de octubre, el gobierno estadunidense acusó al de Rusia, probablemente al más alto nivel, de haber dirigido las intrusiones a los sistemas informáticos utilizados por organizaciones políticas estadunidenses.
Entre estas filtraciones estaban correos electrónicos de julio que exponían el favoritismo entre los niveles más altos del partido en favor de Clinton y en detrimento de su rival Bernie Sanders.
Rusia rechazó estas acusaciones como «tonterías».
Funcionarios estadunidenses no acusaron formalmente a Moscú por el hackeo específico de los correos de Podesta, de los que se obtuvo una serie de informaciones dañinas, incluyendo fragmentos de conferencias pagadas a Clinton que los leyó ante banqueros de Wall Street y que ella se había negado a hacer públicos.
La campaña de Clinton no confirmó la autenticidad de los correos electrónicos pirateados de la cuenta de Podesta, ni tampoco dijo que fueran falsos.