*“Llamamos destino a todo cuanto limita nuestro poder”. Emerson. Camelot.

YUNES Y PEÑA NIETO

La foto circuló por las redes sociales. El presidente Peña Nieto por fin recibía al gobernador electo de Veracruz, Miguel Angel Yunes Linares, caía el out 27, como esa Maldición de la Cabra, que pasó a la historia y puso a Chicago en los cuernos de la luna. Ambos posan con sonrisa Colgate, los dos bien peinaditos, trajes oscuros, corbata roja, aunque Miguel lleva camisa azul, para que se vea que son de diferentes trincheras. Se ve foto como de cuates. Chocan sus manos y la izquierda del electo, acoda al presidente. El escudo de México y la Bandera tricolor y dos cortinas al lado es lo que deja ver esa foto que es histórica. Histórica porque es la primera vez que un gobernador de Veracruz llega por otra vía, la vía del me fui de ustedes y llegué por otro camino, porque los caminos de la vida así son. Shelley decía que lo que importa verdaderamente en la vida no son los objetivos que nos marcamos, sino los caminos que seguimos para lograrlo. Atrás quedaron los días que todos nos preguntábamos cuándo Peña recibiría al gobernador electo de Veracruz, hubo otros dos que llegaron, Murat uno de ellos, pero Oaxaca no es nada al lado de Veracruz, que ha estado en las noticias de la maldad y aquí no ha crecido la hierba. No llegó Miguel Angel a cantarle la rama, llegó a decirle que considere a Veracruz como algo especial, que tiene una economía quebrada, casi de guerra. La tarde era movida. Estaba Yunes en Los Pinos, estaba el juego 7 de la Serie Mundial y a las 8, las Chivas mordieron el polvo y en penaltis fracasaron. Y me fui a Pepe Cardenas un rato. Allí Miguel Angel, todo contento, le dijo que con el presidente había logrado un diálogo y un entendimiento. No hablaron de Duarte, porque dijo el electo, no era tema. Pero aseveró que tuvieron platica privada, solos los dos, por espacio de una hora y pico, y se ve que de allí Peña autorizó se fuera corriendito a ver a José Antonio Meade, el secretario de Hacienda, para ver lo de los dineros, mijito. Eso es lo que urge, aunque Meade diga que no hay manera. Si la hay, la única mala es que contra la base por bolas no hay defensa, como decía el Mago Septién. Fue tarde buena para Veracruz. Acabaron dos maldiciones, la de Peña, que no quería abrir esa puerta de Los Pinos, y la de la dichosa Cabra, que se fue a la historia gracias a un hombre (Theo Epstein)

que es presidente de ese equipo y que ha tirado dos maldiciones, la de Boston y Chicago, historia para otro día.

EL MENSAJE: Entre la cita de Los Pinos y el camino a Hacienda, en Palacio Nacional, mandé mensaje a Miguel Angel por el WhatsApp, le felicité, le dije que sería por el bien de Veracruz, porque si le va bien a él, nos va bien a todos, nos va bien a Veracruz. Contestó el mensaje muy agradecido, y le deseé suerte con el de los dineros. Espero que le haya hecho manita de puerco a Meade y no nos mande con los banqueros, porque el banquero, según Groucho Marx, es un señor que nos presta un paraguas cuando hace sol y nos lo exige cuando empieza a llover.

UN MORENO EN ORIZABA

Lunes de esta semana que iniciaba. Al restaurante Las Fuentes del hotel Pluviosilla, antes La Borda, el de la calle Real de Orizaba, pegado al puente de la Borda, un puente más viejo que Kamalucas, que data del año 1777, allí donde ahora ponen candados para afianzar el amor, copiando a los puentes de Paris que, hace no mucho que por allí anduve, ya los andaban prohibiendo porque, en primera llenan el rio de las porquerías de las llaves, que allí tiran, y segundo, el peso de los candados dañaba la estructura. Aquí llegó sin pena ni gloria, el que por poco se convierte en gobernador, o al menos tuvo muchísimos votos con la ayuda del billete del gobernador Duarte, según denunció Hector Yunes Landa, quien decía que llegaba a Casa Veracruz y la camioneta salía cargada, loca de contento con su cargamento para la ciudad. Era Cuitláhuac Garcia Jimenez, que de diputado federal que era, pasó a candidato de Morena a la gubernatura y por poco da la sorpresa. Llegó con unos diez comensales, desayunaron en dos mesas que unieron. Pasó desapercibido porque es una gente muy desconocida, solo en su casa le saludan. Aquí ni los meseros. Muy seguro anda sondeando quién puede ir por la alcaldía, y los que aspiran y suspiran ni lo esperaban, porque no se acercaron, sobre todo debe tener cuidado porque anda muchos que quieren subirse a esa cresta de la ola Morena, aunque se cree que no repitan la paliza que le dieron al PAN y al PRI, al que mandaron hasta el tercer lugar de la contienda pasada de diputado local.

DYLAN SIEMPRE SI

Bob Dylan, el pacheco roquero al que la Academia Nobel le dio el de Literatura, porque ellos no tienen el de la música, que debieron haberlo dado a Haruki Murakami que lo está esperando como lo esperó el gran Borges y nunca voltearon a ver a sus letras, les envió un WhatsApp y un Twiter y les dijo: ‘venga, voy por él’. Esta semana Bob Dylan llamó a la Academia Sueca, según ha publicado este viernes la propia academia en su cuenta de Twitter. “La noticia sobre el Premio Nobel me dejó sin palabras” (los choreó, a los que nos dejó sin palabras es a muchos mortales en el mundo, que vimos que la loca academia chafeó), le dijo a Sara Danius, secretaria permanente de la Academia Sueca. “Agradezco mucho el honor” (otro rollo, otra choreada). El tuit añade las palabras de Dylan: “¿Si acepto el premio? Por supuesto. Ahora ya salió el peine, dicen que la misma Academia quiere que, a la hora de recibirlo, les tire una rola a esos viejitos que ven pasar el tiempo, que están tan viejos que ya hasta la muerte se olvidó de ellos. ¡Cuánto le costó a la muerte apagarte los ojos!, llegó a decir el poeta León Felipe. Para eso hubieran invitado a los Tigres del Norte y que les cantaran unos narcocorridos de moda. Se ignora cómo irá a recibirlo Bob Dylan, si de frack o como Gabriel García Márquez, que usó en 1982 un traje todo blanco como palomo, y que está fijo y expuesto en el Museo Nacional de Colombia. En Estocolmo se sorprendieron, ya ven ustedes cómo son los suecos, cuando García Márquez llegó de guayabera blanca, camisa y pantalón de lino, quizá llevaba los calzones de manta, huaraches y a veces a raíz andaba, como Gabino Barrera. Para orgullo muy nuestro, el traje fue confeccionado por una empresa mexicana de guayaberas de Yucatán: Guayaberas Cab, del meritito Yucatán, boshito lindo y hermoso.

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