SI ACASO UNO o dos, fueron los diputados veracruzanos, de la pasada Legislatura del Estado, que pudieron considerarse verdaderos representantes del pueblo. Los demás, es decir, la mayoría, solo sirvió de comparsa.

Sin aplicar diferencias, priistas, panistas o perredistas y hasta los pocos legisladores de otros partidos políticos, pusieron su granito de arena en el desastre gubernamental, aprovechando muy bien su posición legislativa para vender muy caro su amor político.

Por eso, el mensaje enviado por Ricardo Ahued Bardahuil, uno de los legisladores más comprometidos con el pueblo, debió llegarles profundamente y sentirse de alguna manera avergonzados por sus acciones realizadas durante el ejercicio constitucional de su periodo en el Congreso del Estado.

El también ex alcalde de Xalapa, ex diputado federal, y ahora ex diputado local, dio muestra de valentía, para oponerse, desde la tribuna, a emitir su voto para la aprobación de la cuenta pública del dos mil quince, emulando el patriotismo, ideas y un verdadero sentido de responsabilidad legislativa, de don Belisario Domínguez, aquél Senador de la República, que ofreciera su propia vida por defender a la patria misma, denunciando las tropelías del usurpador Victoriano Huerta, en el año de mil novecientos trece.

Aquél discurso del legislador chiapaneco, que sus compañeros no dejaron que pronunciara en la tribuna, pero que hábilmente mandó a imprimir y distribuir, incluso, personalmente, era una pieza oratoria que dedicaba a un hombre que se había apoderado del país, como ahora sucedió, con Javier Duarte de Ochoa, en el Estado de Veracruz.

La mayoría de los legisladores de aquella época, no tuvieron el valor para enfrentarse al dictador, ni tampoco para respaldar la denuncia del Senador Belisario Domínguez, quien fue inmediatamente apresado y asesinado por el hecho de haber sido el mexicano que se negaba a aceptar las condiciones impuestas por Huerta.

Hoy, en otra dimensión, en otros tiempos, el Diputado Ricardo Ahued Bardahuil, fue el único que destacó durante el trabajo legislativo del Congreso del Estado, llevado a cabo por la anterior legislatura, rematando su trabajo legislativo con un discurso que ya hace historia.

Un hombre que no ha tenido compromisos con nadie, sino con su mismo estado, con su gente y consigo mismo, ha levantado la voz para oponerse a los hechos que se han presentado en el gobierno duartista y que dieron origen, como todo mundo sabe, a la ingobernabilidad, a la inseguridad y al saqueo histórico de recursos económicos.

La valentía del diputado Ahued Bardahuil, cuyo discurso, también, como el redactado por don Belisario Domínguez, ha quedado para la posteridad, como una consulta invaluable de las nuevas generaciones de políticos, de legisladores o de servidores públicos, en lo general.

Comparar no es bueno, pero es una manera de hacer patente la responsabilidad legislativa de un hombre que ha sabido conducirse honestamente, como lo hizo Don Belisario Domínguez, en su tiempo, además de la pasión por lo que hace, pensando siempre en el servicio que presta a los demás, pues ésta no es la única ocasión en que sobresale, ya que hay otros momentos de su vida pública que pueden muy bien ser destacados.

Por esta vez, el mérito es para Ricardo Ahued Bardahuill, quien superó, por mucho, a cualquier otro legislador, incluyendo, al mismo pastor del tricolor.

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ESTA CLARO, el Estado de Veracruz, sigue siendo uno de los componentes de la federación, que más noticias ha generado desde el punto de vista político.

El sábado, nuevos legisladores entran al relevo en el Congreso del Estado.

Algunos de ellos, bastante cuestionados, al grado de que resulta ser un verdadero insulto a los veracruzanos, que sin mayores problemas protestan su cargo y se quedan como una verdadera muestra de la impunidad que ha venido generándose desde hace varios años en la entidad veracruzana.

Aunque algunos actores políticos, así como ciudadanos de este Estado, han manifestado que ya nada sorprende en Veracruz. Que se ha perdido esa capacidad y que pasará mucho tiempo para que se vuelva a tener confianza en quienes, aprovechando la cadena de respaldos, siguen siendo protagonistas de la vida pública de Veracruz, aunque no hagan nada positivo.

Por primera ocasión veremos actuar a una legislatura completamente dividida, lo que generará mayores confrontaciones, luego de que nadie tendrá mayoría calificada y pueda resolver los problemas por sí solos.

Esta otra de las situaciones inéditas que se dan en Veracruz, luego de que el PRI, fue retirado del mandato estatal, para dar paso a una posibilidad de mando político en la entidad con una coalición integrada por el PAN y el PRD, quienes juntos pudieron terminar con una pesadilla de gobierno, llevando como candidato y ahora Gobernador electo, a un hombre cuya experiencia política nadie puede negar.

Vendrán, sin embargo, más noticias, porque Veracruz, es por hoy la fuente más importante para los medios de comunicación del país y del extranjero, pues no faltan medios internacionales que estén pendientes de lo que sucede, tanto por la suerte del Gobernador con licencia, Javier Duarte de Ochoa, como del que rendirá protesta el primero de diciembre, recibiendo una entidad, prácticamente, quebrada.

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RICARDO GARCIA GUZMAN, Contralor General del Estado, desempolva los primeros expedientes para solicitar acción penal en contra de varios ex funcionarios del régimen duartista, con las pruebas suficientes para ponerlos a disposición de un juez competente y que sea capaz de juzgarlos y sancionarlos conforme a derecho.

Estos expedientes se guardaban celosamente desde hace tiempo.

Sin embargo, no son los únicos, pues en la Contraloría General del Estado, existen muchos más documentos que involucran a diversos personajes de la vida pública de Veracruz, principalmente, quienes actuaron fuera de la ley en esta administración estatal que esta por culminar.

García Guzmán, es el funcionario que desde hace tiempo puso en el escritorio del Gobernador, con licencia, Javier Duarte, el resultado de las investigaciones correspondientes, así como las pruebas elementales que se requerían para poner tras las rejas a varios ex funcionarios.

Pero, Duarte de Ochoa, no hizo caso. Sabía que poner en evidencia a uno o más de sus colaboradores, sería comenzar, desde aquel tiempo, el destape de la cloaca más grande que existía a nivel nacional.

Por eso, ordenó guardar los expedientes que ya se habían formulado, esperando que el tiempo sanara todas estas situaciones comprometedoras, pero el tiempo, solo ha servido para que ahora, acorralado, el Gobernador con licencia, se de cuenta que de nada sirvió esperar.

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Y MAÑANA, aquí nos encontraremos, si otra cosa no sucede.

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