Me declaro irremisiblemente pro feminismo. No tengo el menor empacho para reconocer el talento y la inteligencia natural de ninguna mujer, sin distingos de ninguna clase. Quizá esto se deba a que la primera parte de mi vida crecí al lado de una gran mujer, una mujer extraordinaria, mi tía materna, María Luisa Vásquez González, hermana por la madre de mi mamá, la menor, que a sus 94 años todavía hoy es como la gran matriarca de su familia, con una autoridad moral y calidad personal a toda prueba. Más viva, vital, brillante y solidaria como lo ha sido a lo largo de toda su fructífera vida.
Mi tía María Luisa fue la única de nueve hermanos que tuvo la oportunidad de estudiar una carrera profesional. Siendo muy joven aun partió a la ciudad de México a estudiar en la Universidad Nacional Autónoma de México para enfermera y después cursar la especialidad de partera gineco obstetra. Esa preparación universitaria le bastó para abrirse camino en la vida, convertirse en empresaria exitosa al frente de uno de los sanatorios privados de más prestigio en Córdoba, asistiendo como partera a media ciudad de lo que en mí tierra se conoce de manera familiar como ‘el Córdoba viejo’, incluidos por supuesto a la mayoría de mis hermanos y a quien esto escribe.
Y lo anterior lo comento porque mi tía y mi madre han sido mis dos grandes referentes como mujeres –hoy en día mi mujer por supuesto también-, admirando sus virtudes. Y he crecido con otros referentes femeninos, desde María Slodowska, la polaca primera mujer que se hizo merecedora al premio Nobel de Física y Química de manera consecutiva en 1903 y 1904. Nadie ha repetido esa hazaña en la historia de los premios, pero por si fuera poco, años más tarde, en 1955, una hija de Madame Curie y de Pierre Curie ganó el Premio Nobel de Química por sus trabajos también relacionados con el estudio de la radioactividad. Después supe, en la primaria, de Valentina Tereshkova, la mujer de origen ruso que en 1963 se convirtió en la primera mujer en orbitar la Tierra a bordo de la nave Vostok 6.
A la par de las mujeres antes mencionadas, conocí a la chilena Gabriela Mistral, premio Nobel de Literatura en 1951, lo que fue una verdadera hazaña; a Rosario Castellanos, la mexicana escritora que combinó su faceta como escritora con la de diplomática, de hecho murió accidentalmente electrocutada durante su misión diplomática en Israel. Rosario es la madre por cierto del analista de asuntos internacionales Gabriel Guerra Castellanos. Allá en la frontera de los años sesenta y setenta, el estado de Israel tuvo a su primera Primer Ministro en la figura de Golda Meir, que nacida en la Ucrania soviética, se convirtió en la quinta Primer Ministro de Israel, en los inicio del estado. Fuerte, de mucha energía a la hora de negociar con sus opositores, se le conoció como la ‘Dama de Hierro’.
Y de Golda nos brincamos a otras tres Primer Ministro, Indira Gandhi, Benazir Bhutto y Margaret Thatcher, de la India, Pakistán y Gran Bretaña, las tres mujeres de gran poder. Las dos primeras murieron asesinadas en circunstancias por demás trágicas, la británica fue conocida también al igual que la Meir com la ‘Dama de Hierro’ ya que coincidió su mandato con el de Roonald Reagan en los Estados Unidos y esa etapa de la historia se distinguió por el dominio del liberalismo económico a ultranza a nivel mundial. La última gran mujer que ha gobernado una potencia es la Canciller Angela Merkel, que es la gran líder no solo de Alemania sino de Europa como del mundo entero.
Termino con Hillary, que espero refrende los pronósticos y la tengamos como ganadora de las elecciones en los Estados Unidos.

Me encontré a una gran dama.- Fue hace unos días, a Doña Ivonne Yunes Saddi, que es tía del gobernador electo del estado. Contenta por supuesto porque va a tener a su sobrino como primer mandatario de la entidad, orgullosa y con ella están disfrutando este momento sus tres hijos, amigos del que esto escribe de toda la vida: Luis Rafael, Anuar y Yamil. Los Yunes Saddi son una familia de origen sirio que se asentó en Córdoba con el patriarca de la familia a la cabeza, don Zacarías, gente de mucho trabajo y que a base de esfuerzo sacó adelante a su numerosa familia. Don Zacarías era natural de Homs, una de las poblaciones que más ha sufrido los estragos de la guerra en Siria.

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