Las reacciones en México por el triunfo de Donald Trump van de lo catastrófico al pánico absoluto. Es normal, los medios de comunicación nos hicieron creer que Trump y el chupacabras tendrían el mismo efecto para México: ¡Un Absoluto Desastre! Sin embargo, tenemos que analizar fríamente las causas y los efectos, para poder entender a detalle que nos depara el futuro.
Lo primero que tenemos que recordar, es que en Estados Unidos, todo se mueve por intereses, no por amistades. Esporádicamente las tripas también tienen su participación en el comportamiento de esa sociedad, pero lo que realmente los mueve es el pragmatismo.
El americano promedio, el que no vive en las grandes ciudades o en las costas no se ha visto beneficiado por las políticas de los últimos presidentes americanos. La Economía de Reagan dio resultado al principio, pero no tuvo un reparto equitativo de beneficios para todos los americanos. Obama (para hablar del principio y el final) tuvo un buen desempeño, redujo sustancialmente el desempleo, pero enfrento el peor miedo de cualquier generación en la tierra de la esperanza (Land of Hope), el que sus hijos pudieran tener un nivel de vida inferior al de sus padres. Sí pues aunque se recuperó el empleo y la economía, una vez más los beneficios no fueron parejos. Para la generación que se adaptó al cambio, se presentaron enormes oportunidades que al ser aprovechadas generaron una generación de nuevos ricos, pero al resto de la población le fue peor. Es decir, el pastel creció, pero las rebanadas grandes se las llevaron unos cuantos, y al resto le tocaron rebanadas más pequeñas.
¿A quien culpar por esas rebanadas pequeñas? En su ignorancia, el americano promedio culpa a los trabajos en el exterior, a los costos de cuidar a países enteros en el extranjero, a los indocumentados que supuestamente roban trabajos a los nacionales, etc. Y ese discurso es el que llevó a Trump a la presidencia. Pero una vez que llega, no podrá cumplir todo lo que ofreció en campaña. ¿Por qué razón? Porqué los americanos tienen intereses. Su congreso, tanto los representantes como el senado, están copados, cabildeados y en muchos casos son hasta empleados de las grandes corporaciones y los grandes intereses.
Trump podrá reducir la tasa impositiva para los más ricos. Podrá también reducir los gastos para proteger a Europa del Oso Ruso, o a Japón del dragón Amarillo, lo que no podrá hacer, es desproteger a Israel, pues los intereses del lobby judío son enormes en USA. Tampoco podrá renegociar el tratado de libre comercio a su antojo, si acaso, aprovechando el fantasma de Trump y el miedo que toda Latinoamérica le tiene, podrán obtener ventajas adicionales de países como México cuyos errores económicos detallo más adelante. Pero nada más.
En los próximos días veremos una recuperación de las bolsas de valores, e incluso hasta una recuperación del valor del peso mexicano, ante las perspectivas de crecimiento económico y un mejor clima para hacer negocios en los Estados Unidos. El mundo seguirá confiando en USA, porque tienen la mayor acumulación de conocimiento del planeta. Y nadie va a permitir que su liderazgo mundial decaiga. Trump mostrará ahora su verdadera cara, -esa que muy pocos conocen-. Ya la campaña quedó atrás, es tiempo de reconciliación y de cuidar el negocio antes que nada. Se verá que no hace locuras, aunque de repente tenga algún chispazo, que será noticia y causa de burla y memes en las redes sociales, pero nada más.
México desde que comenzó su apertura hacia el exterior, se olvidó de la parte más importante que es el crecimiento del mercado interno. Se deben de exportar los excedentes, pero la economía debe basarse en un mercado interno muy grande y poderoso, tanto que pueda soportar los vaivenes económicos del exterior. Otro grave error cometido por nuestros gobiernos, ha sido el de no promover la independencia alimentaria, pues se ha preferido comprar en el exterior cuando es más barato, en lugar de promover una cultura agrícola que permita producir y competir contra el exterior de tú a tú. Aunque ya hay zonas de México industrializadas, como es toda la cintura del territorio nacional, y buena parte del norte. Todavía padecemos de zonas con un atraso brutal, que comienza desde Veracruz y abarca todo el sur y sureste del país. Habrá que dedicar un plan de rescate para Veracruz, Tabasco, Chiapas, Oaxaca, Campeche, Yucatán y Quintana Roo, con el fin de traerlos al siglo XXI.
Los gobiernos y gobernantes deberán de dejar de ser incompetentes y corruptos, para comenzar a aplicar la riqueza de México para beneficio de México y no sólo para su beneficio personal. Si no lo hicieren, el propio pueblo deberá dejar de ser pueblo y comenzar a ser ciudadano, para exigirlo y reclamarlo por cualquier vía legal, aprovechando incluso las figuras de candidatos independientes. Es un trabajo conjunto. El gobierno no va a cambiar, pues cada alcalde, cada gobernador, cada presidente de la República, cada funcionario con poder de decisión o de manejo de recursos públicos, está acostumbrado (y la sociedad lo ve normal) a disponer de los recursos del erario como si fueran propios. Ya es tiempo de que el ciudadano emerja y exija un manejo adecuado de dichos recursos para beneficio de todos.
La procuración e impartición de justicia en México, así como la investigación de los delitos y su prevención, se manejan en general con técnicas de finales del siglo XIX y ya estamos en el XXI, es decir con técnicas de hace más de cien años. Es un grave pendiente que el gobierno tiene con la sociedad, y que nadie, en ningún ámbito, ni federal ni estatal ha querido enfrentar, por los costos que representaría, tanto económicos como políticos. Sin embargo el crecimiento económico va ligado a una reducción de la corrupción, de la inseguridad, de la impunidad, y un incremento de la certeza jurídica. Si queremos crecer por nuestros propios medios, no basta promover la creación e instalación de empresas, urge mejorar la aplicación del marco jurídico de justicia.
El triunfo de Trump traerá retos, pero también la posibilidad de un cambio para beneficio de los mexicanos. Si de verdad cumple con deportar a todos los indocumentados, en unos meses veremos programas de trabajo temporal en USA, pues la mano de obra latina es imprescindible para la economía norteamericana. Este triunfo de Trump debe ser visto como la gran oportunidad para México para cambiar, dejar de ser el país de los gandallas, de los tranzas, de los corruptos, de los flojos, de los ineficientes, y comenzar a ser el país que estamos destinados a ser. Para nuestro beneficio y el de las próximas generaciones. De todos nosotros depende aprovechar esta sacudida.
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