Gilberto Haaz Diez.
*Muchas veces lo que se calla hace más impresión que lo que se dice. Camelot.
LA DERROTA (DIA D)
Cuando a las 8 de la noche, hora que habían cerrado casillas en el Distrito de Columbia, Washington, donde escribo estas líneas desde el hotel Omni, pegado a las teles, CNN y Univisión, donde siguieron minuto a minuto los resultados que, a cada minuto, eran sorpresivos. Trump vencía voto por voto, casillas por casilla a quien era la gran favorita, y a esa hora comenzaron las bolsas del mundo a derrumbarse, las que ya estaban abiertas, y a nosotros el peso comenzaba a pujar. Fue una Noche terrible, fea, infame, todos los latinos hablan de su miedo, del Muro fronterizo que este bárbaro quiere hacer, deportar a la gente y revisar el Tratado de Libre Comercio, aunque Peña lo haya apapachado, viene a darle una zurra. Al estar cerca de la Casa Blanca, pretendía ir por la noche a la celebración, pero imposible, el ánimo se fue al suelo. Hace 8 años todos allí andábamos, celebrando a Obama, el primer negro que llegaba al asiento donde una vez se sentaron Washington y Lincoln y Kennedy. Hillary perdía, y un twiter en su cuenta daba por asentado que iba abajo y no le alcanzaban los distritos electorales para ganar. Hay protestas por doquier, ahora mismo en Filadelfia, donde me encuentro y escribo desde un hotel Holiday Inn, frente al área de Penn, a pocos metros del puente Benjamín Franklin, hay protestas callejeras contra el triunfo de Trump, pero esto es irreversible. Ganó y ganó. Y hay varias hipótesis, los expertos de los paneles televisivos decían que el gandalla del FBI la había hecho bajar puntos, cuando hace días dijo que aún la investigaban. Van Jons, comentarista de CNN envió un mensaje que se volvió viral, tras saber que ganaba Trump. Lo tituló; “¿Ahora cómo le explico esto a mis hijos?». Eso mismo nos dijo un taxista musulmán, al otro día en que tomamos taxi rumbo a la terminal de Unión Station, que un hijo suyo en la escuela le hacían bully y se burlaban diciéndole que, llegando Trump, se largaban del país. No se sabe cómo vaya a reaccionar este bárbaro que se volvió, en su campaña, un enemigo de México. Hay muchas razones para discurrir porqué la señora perdió, lo único que nos queda de consuelo, es que el sheriff del Condado de Maricopa, Joe Arpaio, mordió el polvo y perdió su elección. Pero en la grande hay una amenaza y un nubarrón para México y nuestros paisanos connacionales.
RUMBO A FILADELFIA
Hay 12 millones de latinos aquí, preocupados por lo que viene. La mañana de un día después, dejo Washington y voy a Filadelfia, después de una tarde haber ido al Cementerio Nacional de Arlington, y ver la Tumba del Presidente JFK y de Jackie, y uno de sus hijos pequeños y cerca de allí, Bobby y Edward, los otros hermanos. Vimos el cambio de guardia en la Tumba del Soldado Desconocido, cuyo lema se lee: “Aquí yace un soldado, solo conocido por Dios”. Llegamos a Unión Station y tocamos Filadelfia, el lugar donde las 13 colonias se independizaron de la Gran Bretaña y junto a aquellos grandes políticos, que parecían gigantes, según dijo Alfonso Caso del Gabinete de Benito Juárez, los Washington, Jefferson y John Adams, Benjamín Franklin, Hamilton, Madison, hoy que están en estatuas y avenidas y los edificios. Llegamos al sitio donde leyeron el Acta de Independencia, cuando Washington se hizo cargo del primer gobierno y luego le tocó el turno a John Adams, que existe una mini serie magnifica de HBO que se encuentra en video, con el gran Paul Giamatti y Laurey Linney de Abigail, la esposa sufrida del segundo presidente. Allí, al verla, aprendí mucho de aquellas 13 colonias y su independencia. Como cuando John Adams, al comenzar a construir la Casa Blanca, dijo algo que quien sabe si hoy se cumpla: “Ojalá y esta Casa sea siempre habitada por un hombre de bien”. Quién sabe ahora, con este pelos de elote, cuyo comportamiento se ignora. Llegamos a Filadelfia con lluvia, neblina y frio, parecía Orizaba a ratos. Al hotel Holiday Inn, después de dos horas de tren en el afamado Amtrak. Apenas pisamos y al City Hall, al lugar donde resguardan el Acta de Independencia. Ahí tomamos las fotos y vimos la Campana de la Libertad, que es un poco como la de Dolores, Hidalgo. Y uno piensa, al leerla, y ver lo gigante y honrados de estos hombres que le dieron vida a esta Nación, que de solo leerla asombra por lo que les viene, un tipo sin escrúpulos. El acta:
“Nosotros los representantes de los Estados Unidos de América, reunidos en Congreso general, acudimos al Juez Supremo del mundo para hacerle testigo de la rectitud de nuestras intenciones. En el nombre y con el poder pleno del buen pueblo de estas colonias damos a conocer solemnemente y declaramos que estas colonias unidas son y por derecho han de ser Estados libres e independientes; que están exentas de todo deber de súbditos para con la Corona británica y que queda completamente rota toda conexión política entre ellas y el Estado de la Gran Bretaña, y que, como Estados libres e independientes, poseen pleno poder para hacer la guerra, concertar la paz, anudar relaciones comerciales y todos los demás actos y cosas que los Estados independientes pueden hacer por derecho. Y para robustecimiento de esta declaración, confiados a la protección de la Providencia divina, empeñamos unos a otros nuestra vida, nuestra fortuna y nuestro sagrado honor.
Thomas Jefferson, Benjamin Franklin, John Adams”.
Y me fui de allí, casi entre la lluvia y mi llorar, como cantaban los Hermanos Carrión, sin saber qué les espera a nuestros paisanos migrantes. Dios les protegerá.
Por lo pronto, el lunes les cuento cómo me fue en Nueva York, adonde seguiré mi ruta de la derrota, ‘ya me voy con mi derrota, a darle mi amor a otra’.
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