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¨Oiga usted, para la inauguración del museo, necesitamos que traiga el auto increíble.¨ (Estamos hablando de una historia de cuando Dante era gobernador). ¨Esta bien señor gobernador, lo que usted diga, señor gobernador, con todo gusto señor gobernador.¨ Así recibió la órden de Dante, Porfirio Serrano, quien a su vez, de inmediato llamó a su subordinado (el que me cuenta la historia): ¨Neeeegro, Neeeegro, ven para acá. ¨

¨Diga usted señor¨… ¨Negro, tu siempre estas platicando de que sabes mucho de Los Angéles y de Hollywood¨….. ¨Si señor¨….. ¨Dígame en que le puedo servir¨…. ¨Mira negro, te me vas a Estados Unidos y consigues para tal fecha el auto increíble. Y no me pongas ningún pero, porque es orden del Señor Gobernador.¨

El negro, había presumido de conocer Los Ángeles, porque en alguna ocasión estuvo allí buscando trabajo de ¨mojado¨, pero se regresó a México porque no era buena época para los ¨frijoleros¨ en USA.

El pobre Enrique no tenía ni idea de cómo conseguir el dichoso auto. Pero se le ocurrió en su ignorancia, que si el carro salía en el canal cinco, tenía que ir a televisa para pedirles que le rentaran el tal Kit, y traerlo a Xalapa.

A las ocho y media de la mañana estaba a las puertas de televisa. Muy orondo les dijo a los guardias ¨Vengo del gobierno de Veracruz¨, y en ese entonces como ahora, lo único que logró fue que no lo dejaran pasar. Se entretuvo en la entrada, y vio pasar a muchos artistas de renombre de aquélla época, pero de los que más se acuerda fue del equipo del chavo del ocho, que supuso entraban a grabar el capítulo del día.

Insistió varias veces, alegando que venía en representación del gobierno de Veracruz y jamás pasó de la entrada. Encontró otra puerta allí en Chapultepec 18, y se enfrentó a varias secretarias, que le parecieron guapísimas, pero tampoco una de ellas lo atendió. Todas le dijeron que esperara y que lo llamarían, pero las horas pasaban y no le llamaban.

Desesperado, y ya con la tripa a medio rugir, se salió de nuevo y comenzó a caminar de lado a lado de la calle. Cuando comenzó a ver que los artistas que habían entrado a grabar ya estaban saliendo. Y él no podía todavía ni entrar a televisa, para hablar con quien manejaba el carro. (No sabía que la serie se filmaba en USA y sólo se traducía al español para su venta y distribución en Latinoamérica).

Desesperado, se puso a ver revistas en un puesto, ahí juntito. Al cabo de un momento, comenzó a contarle su tragedia al vendedor de revistas, quien de inmediato le dijo que él con gusto lo recomendaría para que lo atendieran. Enrique no creía que el pobre vendedor le pudiera resolver, ni tampoco creía que los números que tenía en su agenda telefónica eran los de todos los artistas allí nombrados.

De repente vio que salía también el grupo del chavo del ocho, pero todos caminaron hacia el lado contrario, excepto el profesor jirafales, a quien al momento de acercarse, el vendedor de revistas lo llamó y le dijo: ¨Señor, este hombre es de Veracruz y quiere entrar a ver si le rentan el auto increíble¨. Enrique no podía creer que eso estuviera pasando, ya que él había perdido toda esperanza. Sin embargo Rubén Aguirre lo abrazó y lo metió a televisa, ante la mirada de estupor de los guardias y de las secretarias del primer retén. Al llegar al segundo mostrador, apareció Miguel Alemán Magnani, a quien Rubén Aguirre llamó para presentarle a ¨su paisano¨, que tenía un problema que resolver.

Miguelito Alemán, a pesar de no haber nacido en Veracruz, le tiene afecto especial al estado y lo invitó a su oficina, a comer plátanos fritos con frijoles refritos, lo cual Enrique disfrutó con singular alegría, pues hambre era lo que más le afectaba en ese momento. Una vez explicado el motivo de su visita, Miguel Alemán Jr, le explicó que la serie se filma en Estados Unidos, y que a pesar de ello, no tendría que viajar para allá, pues había tres autos increíbles, uno para Estados Unidos, otro para México y Sud América, y otro más para Europa.

Dio la orden a su secretaria de comunicar a Enrique con el representante del auto increíble, y ésta a su vez le dio la orden a su auxiliar, quien de inmediato puso manos a la obra. Enrique no podía creer que le ahorraban el viaje y además por teléfono iba a resolver su encargo, cuando hacia menos de una hora, se había convencido de que no podría atender la orden de Porfirio Serrano.

Tuvieron que hacer más de 20 intentos, para que al final lo atendiera el representante en México de Kit, quien comenzó a ningunearlo, ante su acento jarocho y su desconocimiento total de lo que el auto increíble era y significaba para muchos fanáticos.

De repente se le ocurrió que si estaba en televisa, podía presumir, y le pidió al representante que por favor le enviara su cotización ¡¡¡al teléfono directo de Miguel Alemán!!!. Cuenta que habiendo escuchado dicho nombre, el fulano que lo acababa de medio maltratar en el teléfono se tiró al piso, siendo lo más servicial del mundo.

Gracias a esta serie de hechos, resultó un éxito la inauguración del museo interactivo de Xalapa, con la presencia de Kit, ¡El Auto Increíble! Por dos días. A pesar de haber roto pisos para ocultar un cableado necesario pues kit no se movía para nada, y sin embargo requería de electricidad y control remoto de sus funciones. Gracias a esta historia aprendí que no se requiere dinero ni poder, sino adaptarse a los cambios y enfrentar los retos.

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