EN NUEVE DIAS, el Gobierno del Estado, estará en manos de un nuevo titular del Poder Ejecutivo de Veracruz.

Por primera ocasión, el mando de la política estatal, ya no estará bajo las reglas del Partido Revolucionario Institucional, el cual, por cierto, se niega a renovarse y establecer nuevos lineamientos para intentar, en el dos mil dieciocho, rescatar el gobierno de la entidad.

Ha perdido el rumbo, vive espantado de todo lo que ha pasado y todavía, al parecer, no se repone de la sorpresa de haber perdido la posición política más importante.

La misma militancia, ya no jala parejo, porque tampoco, desde las alturas de la misma organización, no fueron parejos con ella.

Son los tiempos, en que viendo la tempestad, no se hincan y eso agrava, desde luego, la situación política que le ha dejado la reciente elección del pasado cinco de junio.

Y aunque parezca mentira, el PRI, sigue negándose a cederle el paso al cambio, ese cambio que anunciaron en varias ocasiones, pero que nunca practicaron, sencillamente, por la razón especial de que su mando ha estado bajo el eterno caciquismo político de unos cuantos.

El PRI, debe volverse un partido revolucionario, de verdad institucional y participativo.

Debe asumir nuevas actitudes y no desechar, solamente, a quienes le hicieron daño, sino también procurar una revisión permanente de sus cuadros, donde las caras ya no sean tan vistas, donde las practicas no sean las mismas, donde las estrategias cambien de momento a momento, porque ahora, más que nunca, hay quien esta dedicado a descifrarlas.

Debe pensar que las nuevas generaciones tienen que involucrarse con la experiencia de los viejos políticos y buscar la menor posibilidad de triunfo, más no la necedad de unos cuantos, que si bien han estado dentro del partido por muchos años, ya no son la garantía de que sepan conducir al partido hacia el triunfo electoral. Ya se vio, ya les falló.

Pero, como todo, se vive de retos y el PRI, los tiene ahora más que nunca. Lavarse la cara todos los días, no con agua y jabón, como es común asearse, sino con nuevas ideas y acciones que lo puedan dimensionar nuevamente. Es necesaria la unidad que tanto ha querido practicar, pero que nunca se ha llegado a concretar.

Así, el PRI, resurgirá.

Pero si esta organización se niega a modernizarse, a practicar el cambio, debe tener por seguro, que en poco tiempo tendrá que desaparecer.

La sombra del fidelismo y del duartismo, principalmente, seguirá siendo un eterno obstáculo para la superación política. Al PRI, lo han superado otros partidos que nacieron de sus propias entrañas, lo han relevado los hombres y mujeres que un día fueron parte de esta misma organización, pero que tarde o temprano, los desacuerdos crearon las fracturas y se abrieron las posibilidades para otros partidos políticos y otros hombres que han demostrado sus propias facultades políticas.

En nueve días, habrá un nuevo titular del Gobierno de Veracruz. Intentará, sin duda alguna, permanecer en el mando. Ya se han dado las condiciones para que se cumpla este objetivo.

Y al parecer, así será.

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HABLANDO DE RETOS, también el nuevo Gobernador de la entidad, Miguel Ángel Yunes Linares, tiene ante sí el mayor compromiso con la historia política de la entidad veracruzana, pero sin duda, con los propios veracruzanos, que están esperando salir de esta siniestra etapa de gobierno, e iniciar un nuevo camino a la superación.

Efectivamente, el Gobernador electo, representa en estos momentos, no tan solo la esperanza, sino el firme compromiso de lograr superar la más grave crisis políticas, económica y social.

No será fácil para el nuevo gobierno, cumplir con todas las expectativas, pero fuera de siglas y de colores partidistas, ya lo comentamos en reciente fecha, se debe procurar la unidad.

Miguel Ángel Yunes Linares, debe dominar la situación y darle prioridad a la sanación de las heridas que todavía se encuentran abiertas por la experiencia vivida.

Miguel Ángel Yunes Linares, contará con los instrumentos necesarios para poder actuar, dentro del marco legal que rige los destinos de Veracruz, para castigar severamente a quienes actuaron de mala fe, destruyendo el patrimonio de los habitantes de esta entidad, pero lo que es más importante, la esperanza que todos han tenido siempre de encontrar la vida digna, transparente y eficaz, para sus anhelos de supervivencia.

El reto, para el nuevo gobierno, pero especialmente para quien lo habrá de encabezar a partir del primero de diciembre, será devolverle la esperanza, la tranquilidad, la justicia que debe imperar siempre, y sin lugar a dudas, la posibilidad de vivir bien.

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Y MAÑANA, aquí nos encontraremos, si otra cosa no sucede.

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