Si el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto continúa en vertiginosa caída libre y el PAN dividido en la cúpula, júrenlo ustedes que, ahora sí, el próximo inquilino de Los Pinos será Andrés Manuel López Obrador, el odiado y temido enemigo de los corruptos y de los dueños del gran dinero.
Aquí en el estado de Veracruz, si para mediados del año entrante el gobernador Miguel Ángel Yunes no ha podido enderezar el barco, si prosigue la inseguridad y no ha caído en la cárcel ningún pez gordo, empezando por el propio Javier Duarte, es altamente probable que MORENA gane las elecciones en la mayoría de los 212 municipios, incluyendo la capital Xalapa.
Claro, pueden ocurrir mil cosas de aquí a la fecha de los comicios. Por lo pronto, PRI y PAN han arreciado a escala nacional y en abierto la virulenta campaña contra el tabasqueño, a quien dos veces han desbarrancado en la carrera presidencial. ¿La tercera es la vencida? Veremos, dijo un ciego.
Cuando la gente se decide, consigue lo impensable. Los veracruzanos votarán el próximo año por los mejores candidatos, sean del partido que sean. Por lo que se vislumbra, el PRI acaso se vaya al tercer lugar. La disputa la escenificarán MORENA y el PAN/PRD si se mantiene esta alianza.
Los demás partidos no cuentan, ni los candidatos independientes.
En el caso particular de Xalapa, MORENA lleva la ventaja, si postula a Cuitláhuac García Jiménez, Atanasio García Durán (para que todo quede en familia), a alguna dama o cualquier otro ciudadano distinguido. Incluso, parafraseando a López Obrador, arrasaría en las elecciones con “un burro o con una vaca”. Cuantimás si se confirma que el candidato a la presidencia municipal es Ricardo Ahued.
Por el PAN/PRD aspiran los poderosos empresarios Justo Fernández Ávila y David Velasco Chedraui. Hagan sus apuestas. Y por el PRI, el que vaya es nacido para perder.
En cuanto a la presidencia de la república, si Ricardo Anaya, Margarita Zavala, Rafael Moreno Valle, Gustavo Madero y demás presidenciables panistas con sus respectivos grupos, no se unen y siguen pegándose entre sí hasta por debajo de la lengua, terminarán por pavimentar el camino al adversario común del PAN y el PRI: Andrés Manuel López Obrador, quien se impondrá, como Donald Trump en Estados Unidos, aun cuando uno y otro no tienen comparación.
El PRI perdería la presidencia de la república en 2018.