Jared Kushner, esposo de Ivanka Trump, fue quien organizó la visita del magnate inmobiliario a México durante su campaña presidencial.
Dentro del nerviosismo que ha generado en México la victoria electoral de Donald Trump por sus posturas proteccionistas y antitrabajadores inmigrantes, existe una persona que al menos podría brindar cierta seguridad de que los puntos de vista de México serán escuchados y analizados por la nueva administración estadounidense: Jared Kushner.
El esposo de Ivanka Trump no solo se ha ganado el respeto y la confianza de su suegro sino que también se encamina, de acuerdo con el periódico The Wall Street Journal, a jugar un papel clave en la nueva administración estadounidense.
«El yerno de Donald Trump, Jared Kushner, podría obtener un puesto clave en la Casa Blanca», de acuerdo con el diario. La importancia de Kushner para México radica en que, durante la campaña presidencial del republicano, fue él quien estableció el contacto para una posible visita del magnate inmobiliario al país.
Kushner fue quien tuvo la idea de que su suegro viajara a México para que durante ese viaje pudiera suavizar su retórica contra los trabajadores sin documentos en Estados Unidos y al mismo tiempo presentarse como un hombre capaz de sostener conversaciones con jefes de Estado, o en otras palabras, mostrarse presidenciable al electorado estadounidense.
Gracias a un amigo mutuo de Wall Street, Kushner se puso en contacto con el exsecretario mexicano de Hacienda y Crédito Público, Luis Videgaray.
De ahí que cuando el presidente Enrique Peña Nieto, a sugerencia, al parecer de Videgaray, envió las invitaciones para que Trump y la candidata demócrata, Hillary Clinton, visitaran el país, Kushner comenzó a moverse con gran velocidad para en pocos días concretar la visita.
Si bien al final el encuentro no logró suavizar la postura de Trump en materia inmigratoria por un tuit de Peña Nieto en el que, frente a las críticas que recibió en México por haber invitado a un político que había insultado a los mexicanos, reveló detalles de lo que dijo en privado a Trump.
Así, si bien la visita estuvo lejos de los objetivos con la que la plantearon las dos partes, la relación que entabló el gobierno de México con Kushner es algo que muy probablemente pueda abrir al país nuevos accesos, más allá de los diplomáticos, con el equipo que conformará el futuro gobierno estadounidense, sobre todo por la creciente importancia del yerno de Trump en su equipo de transición y quizás en su gabinete.
La confianza de Trump en Kushner, de 35 años de edad, y la cercanía que aparentemente tuvo éste con Videgaray es lo que muy probablemente ha motivado a que en México comiencen a surgir especulaciones de que el exsecretario de Hacienda pueda volver a jugar un rol importante en el actual gobierno luego de que dejó su cargo a los pocos días de la visita del entonces candidato republicano al país.
Si bien se antoja difícil que Videgaray regrese a la administración por las fuertes críticas que en su momento causó la visita de Trump, principalmente por sus posturas calificadas como antimexicanas, el contacto con Kushner podría servir.
Para México, tener acceso al nuevo gobierno de Estados Unidos es crucial, más cuando el presidente electo buscará en sus primeros 100 días de gobierno renegociar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) para encontrar formas que permitan proteger los empleos estadounidenses o bien generar más puestos de trabajo en esa economía.
Si bien la idea de renegociar el TLCAN genera mucho nerviosismo en México por la amenaza de Trump de cancelarlo si no se llega a un acuerdo y porque la economía mexicana está fuertemente ligada a la estadounidense (80% de las exportaciones mexicanas, que representan una tercera parte del producto interno bruto, la consumen los estadounidenses), es poco probable que eso llegase a suceder.
El mismo Trump aclaró durante su visita al país su visión sobre el acuerdo comercial que le gustaría tener con México, dejando entrever además que esa visión no es necesariamente proteccionista. El tratado «debe ser mejorado con la finalidad de que los trabajadores de ambos países se beneficien mutuamente de un comercio justo y recíproco», dijo en esa ocasión.
La visión de futuro presidente estadounidense sobre el libre comercio fue más que nada limitarlo para precisar los beneficiarios de esas operaciones libres de aranceles.
«Existen muchas mejoras que podrían efectuarse que harían que México y Estados Unidos sean más fuertes y podamos mantener a la industria en nuestro hemisferio», agregó Trump. «Nos enfrentamos a una tremenda competencia de China y el resto del mundo. Hay que mantenerlo en nuestro hemisferio».
De ahí que para algunos, si bien no será nada fácil la renegociación con el nuevo gobierno estadounidense, existen los contactos, como Kushner, que permiten, hasta cierto punto, ser optimistas de que el futuro presidente no deshaga un acuerdo que ha dado frutos a la región y cuya disolución sería perjudicial no solo para México o Canadá, el otro miembro del acuerdo, sino incluso para Estados Unidos en sus esfuerzos por mantenerse competitivo en un mundo globalizado.
Además, México cuenta con una amplia experiencia negociadora en materia de acuerdos comerciales. No solo es el país que más tratados de libre comercio tiene en el mundo, sino que incluso quien encabeza la Secretaría de Economía, la entidad encargada de la política comercial de México, Idelfonso Guajardo Villareal, es un experimentado negociador que vivió de cerca desde Washington la negociación de ese acuerdo comercial y quien, junto con el equipo que conforma la dependencia, ha participado en múltiples negociaciones como la del Acuerdo Estratégico Trans-Pacífico de Asociación Económica, o TPP.