Las autoridades indias detuvieron a 12 sospechosos de traficar con bebés. Los escondían en cajas de galletas tras comunicar a sus padres que el menor ‘había muerto’, y posteriormente lo daban en adopción, aseguraron fuente oficiales
Solían decir a los padres que el recién nacido había muerto y luego traficaban al niño escondido en cajas de galletas a través de la ONG», explicó el subinspector general del CID, Bharatlal Meena, tras la primera redada.
Cuatro personas, entre ellas tres mujeres, fueron arrestadas en el distrito de Parganas 24 Norte, del estado nororiental de Bengala, donde ayer fueron detenidos ocho miembros más de la presunta red de tráfico, afirmó una fuente del Departamento de Investigación Criminal de Bengala (CID, en inglés) a la agencia india PTI.
En la primera operación, el departamento policial arrestó al dueño de una clínica, un abogado, un empleado de una ONG local, un médico y un curandero, entre otros.
Según la fuente, los bebés varones eran vendidos por unas 200 mil rupias o lo equivalente a dos mil 900 dólares, mientras que las niñas costaban la mitad, en un país con una marcada preferencia por los niños y una práctica generalizada de abortos selectivos.
La preferencia se debe a que el hijo perpetúa el linaje, hereda la propiedad y cuida de sus padres en la vejez, mientras que, en el caso de las niñas, los progenitores deben pagar una cuantiosa dote a la familia del novio a la hora de casarlas.
Aunque el tráfico de menores se ha reducido considerablemente en los últimos años, sigue siendo una importante lacra para el país.
Unos 135 mil menores desaparecieron durante 2013, cuando entró en vigor una nueva norma para atajar este flagelo, y la cifra se redujo en 2015 a casi la mitad, unos 67 mil, según datos de la ONG Bachpan Bachao Andolan, del premio Nobel de la Paz Kailash Satyarthi.