Camus, en El Extranjero, expone su concepción existencialista en el marco de la Filosofía del Absurdo, ofrece una reflexión sobre la condición humana y cuestiona, por destructivas, las ideologías que proponen una finalidad en la historia.
FONDEA el periodismo independiente
El extranjero
Albert Camus
Obras completas
Editorial Aguilar
México, 1961
El escritor francés Albert Camus (1913, Orán, Argelia – 1960, Le Petit-Villeblevin, Francia) publicó esta obra en 1942. Es su primera novela. En 1957 obtuvo el Premio Nobel de Literatura. Muere al estrellarse el carro en el que viaja, tenía 46 años. En la Segunda Guerra militó en la resistencia y colaboró con el periódico clandestino Combat, que dirigió de 1945 a 1947. Fue asesor literario de la Editorial Gallimard.
Meursault, el protagonista de la obra, recibe un telegrama que le avisa que su madre ha muerto. En el funeral no siente pena alguna. Sólo le molesta el calor del verano argelino y no poder fumar. Poco después se encuentra con una antigua compañera de trabajo. Con ella inicia una relación y manifiesta estar dispuesto a casarse pese a que no sabe si la ama. En esos días traba amistad con Raymond, que tiene problemas con un grupo de árabes.
Raymond, de paseo por la playa, es amenazado por éstos. Meursault los confronta con revolver en mano. Encandilado por el sol dispara sobre uno de ellos y lo mata. Es procesado. En el juicio se establece que no lloró por la muerte de su madre, que tiene relaciones sexuales extramaritales y, según su propio testimonio, disparó porque le dolía la cabeza y la luz del sol le había deslumbrado.
Se le declara culpable y dicta la pena de muerte. Frente al capellán de la prisión, la víspera de su ejecución, manifiesta su ateísmo, su falta de temor ante la muerte y su indiferencia entre morir en aquel momento o años más tarde. Al final su único deseo es ir al patíbulo rodeado por los gritos de la multitud.
Meursault es un nombre compuesto con las palabra mar y sal (meur et sault). Es un hombre desolado que vive en una sociedad absurda. Él, en la construcción que hace Camus, carece de la hipocresía necesaria para sobrevivir en la sociedad burguesa. No apela a ninguna virtud. Vive en una honestidad extrema que rallan en la ingenuidad. Es producto de la relación absurda y contradictoria entre dos mundos de por sí absurdos: el mundo y el hombre.
Su comportamiento nace de la respuesta del hombre ante un estado de cosas que se caracteriza por la indiferencia. Meursault no es un hombre amargado o infeliz. Es un joven vital y un hedonista egocéntrico. Asume la vida tal como se le ofrece. La enfrenta con espontaneidad y una naturalidad que por momento parece que su actitud es pasiva. Así, sin más, acepta el amor de María, la amistad de Raymond, la caricia del sol y la frescura del mediterráneo.
Camus, en El Extranjero, expone su concepción existencialista en el marco de la Filosofía del Absurdo, la que desarrolla más detenidamente en El Mito de Sísifo. Ofrece una reflexión sobre la condición humana. Y al mismo tiempo rechaza toda concepción filosófica o teológica ya establecida. Cuestiona, por destructivas, las ideologías que proponen una finalidad en la historia.
El absurdo es el reflejo del hombre moderno. Su condición cotidiana es la sucesión absurda de hechos absurdos. El absurdo es la condición existencial primaria y destino ineludible del hombre. Camus critica los valores de la sociedad burguesa que vive en el permanente absurdo. Mismo que se expresa, entre otras cosas, en la sacralización de la muerte y las conductas individuales y colectivas que legitiman el círculo vicioso de prejuicios, hipocresía e ignorancia. (En 1968 leí por primera vez esta obra. A partir de este momento me interesé en la vida y la obra de Camus. Hoy sigo leyendo lo que aparece sobre él).
Versión original: L’etranger, Albert Camus, Editorial Gallimard, París, 1942. Traducción del francés al español de Federico Carlos Sainz de Robles.
@RubenAguilar