Parece política ficción. No lo es. La realidad supera, una vez más, a la fantasía. A partir del próximo jueves, se confirmará lo que no sabemos de cierto, pero intuimos. El gobierno de Miguel Ángel Yunes no pagará lo atrasado. Apenas podrá sufragar los gastos prioritarios, como son salarios, aguinaldos, etcétera. Y eso si bien nos va.
No hay dinero. Se lo robaron. Acaso arreciarán los bloqueos, paros, toda clase de protestas, presiones y manifestaciones. Incluso desmanes y más desmanes y la lana no brotará por milagro divino o arte de magia.
La única y remota posibilidad de solventar parte de esta crisis financiera, sería deteniendo a los principales saqueadores de las arcas gubernamentales y que se les decomisaran ipso facto las fortunas mal habidas. Esto lleva tiempo y no es fácil.
Es recomendable no ilusionarse al respecto. No se emprenderán magnas obras materiales, salvo que empresarios privados se convencieran de la existencia de suficientes garantías de seguridad y facilidades para invertir en el estado. De lo contrario, Veracruz continuará inmerso en la inédita y terrible crisis que se padece.
Ignoramos si en el mensaje de su primer día en el poder, Miguel Ángel Yunes oficializará la moratoria o no. Tampoco si de veras revelará información tan grave o delicada como para cimbrar al país entero o si nos toparemos con un parto de los montes. ¿Qué puede denunciar? Nada que no se haya dicho o sospechado.
Son inminentes los recortes presupuestales, desaparición de dependencias y oficinas públicas inútiles, bajas de sueldos y hasta despidos de personal.
Las filas de acreedores son largas. La mayoría de los reclamos son legítimos. Algunos vivales inflaron cifras en connivencia con servidores públicos corruptos o pretenden cobrar por servicios no otorgados y obras no ejecutadas. A estos últimos jamás se les soltará un centavo. ¡Qué bueno!
Finalmente justos y pecadores resultarán castigados por la carencia de fondos públicos, que fueron robados por funcionarios ladrones que hoy huyen a salta de mata.
El quebranto financiero asciende a miles de millones de pesos. Si se recupera este dinero de los veracruzanos, sería suficiente para salir del enorme bache heredado por Javier Duarte de Ochoa a Miguel Ángel Yunes. Se asemeja a sueño guajiro.
Asiste la razón a aquellos que de una u otra manera protestan y demandan que les paguen lo que en justicia les deben.
Se aproximan tiempos de mayor violencia en Veracruz. ¡Aguas!