Definitivamente Fidel Castro tiene asegurado un lugar en la historia. Liberó a Cuba del régimen de un dictador como Fulgencio Batista y trasladó la ‘guerra fría’ a las mismas puertas del Atlántico, a unos cuantos kilómetros de la costa de Florida en los Estados Unidos, pero este hombre hoy ha muerto envuelto en un debate entre quienes lo reconocen como un revolucionario y, otros, entre los cuales se incluye el que esto escribe, que lo ven como un dictador férreo que mantuvo anclada a Cuba en el pasado gracias a su negativa para abrirse a la democracia.
Ya dije que hay quienes ponen por encima del control político que mantuvo sobre la isla por más de 50 años –casi 60-, sus avances en materia educativa y de salud, cosa que honestamente yo pongo en duda, pero en fin, suponiendo sin conceder que así sea, me parece que es un costo muy alto que tuvieron que pagar los cubanos ante la falta de las libertades más esenciales en la isla. Ayer en su exequias de estado, se escucharon muchos discursos y alabanzas a Castro, pero con todo respeto había que ver de quiénes: Correa de Ecuador, Evo de Bolivia, Maduro de Venezuela y Ortega de Nicaragua, dilectos discípulos que han tratado de perpetuarse en el poder de sus países torciendo la ley. Nada más un dato, Daniel Ortega en Nicaragua se acaba de reelegir por tercera vez consecutiva, al cumplir este periodo para el que fue reelecto tendrá 20 años al frente del gobierno Nicaragüense.
En total Daniel Ortega ha participado de 5 elecciones presidenciales, ha perdido una y ha sido elegido y reelegido en cuatro ocasiones, pero por lo que se ve no tiene pensado dejar el poder. Pero por si fuera poco, Ortega es un tipo tan execrable que fue acusado por su hijastra de violación y abuso sexual, supuesto delito que no fue resuelto a cabalidad y en donde Ortega una vez más abusando de su posición como diputado fue absuelto en medio de una controversia que no fue plenamente aclarada. Total, de ese tamaño y de esa calidad moral son algunos de los discípulos del comandante.
Pero esta vez quisiera poner sobre el tapete de las discusiones a otra figura del contexto internacional que hoy vive una especie de ostracismo, por no decir olvido, a pesar de su contribución para liberar a una buena parte del mundo del yugo ideológico de la utopía marxista-leninista, y me refiero en concreto a Mijahíl Gorbachov, quien ocupó diversos cargos dentro de la estructura de poder (Politburó) de la ex Unión Soviética, cargos desde los cuales impulsó una serie de reformas en materia económica principalmente y desde el año de 1985 cuando el líder soviético reconoció que la economía del gigante comunista estaba estancada (colapsada), y que tuvieron su pináculo en el año de 1991. En ese lapso se comenzó por conceder mayores libertades civiles a los ciudadanos como libertad de expresión, libertad de asociación y de creencias, al mismo tiempo hubo una apertura comercial con el exterior permitiendo la asociación sobre bases de libre comercio.
En fin, en esos años la Unión Soviética pasó de ser un gran estado central federado, a una Comunidad de Estados Independientes (CEI) que integraban 11 países o naciones que se organizaron a través de gobiernos autónomos pero integrados orgánicamente alrededor de un poder representativo centralmente. Hay que recordar que originalmente la URSS la formaban 15 estados federados, pero del tratado de conformación de la CEI se excluyeron cuatro países: Letonia, Lituania, Estonia y Georgia, que son totalmente independientes a la Comunidad y están más integrados al bloque comercial que representa la Unión Europea.
Pero a la par de la disolución del gigante soviético gracias a las reformas impulsadas por Gorbachov a través de lo que se conoció internacionalmente como glasnost y perestroika, lo importante de la actuación del líder soviético es que con ello el mundo se transformó geopolíticamente, el mapa mundial ya no fue el mismo, se desagregaron 15 países que antes conformaban la URSS y nacieron 15 nuevos países, 15 nuevas naciones, pero además, a partir de esa apertura o ‘divorcio pacífico’ entre estas naciones, desapareció la República Democrática Alemana y se integró con la occidental, Checoeslovaquia se fragmentó en dos países independientes entre sí: las Repúblicas Checa y de Eslovaquia.
Y la reconfiguración siguió, la anterior Yugoeslavia se convirtió en los países de Bosnia-Herzegovina, Croacia, Eslovenia, Macedonia, Montenegro y Serbia, seis nuevas naciones de la península de los Balcanes que reconfiguraron el macizo de países europeos. Pero con la caída de la ‘cortina de hierro’, cayeron también regímenes totalitarios, antidemocráticos y execrables como el de Rumania y de Yugoeslavia, por mencionar algunos.
De ese tamaño fue el movimiento revolucionario que inició Gorbachov en 1985, por eso digo que este hombre sí fue un verdadero reformista que cambió la historia de la segunda mitad del siglo XX. Perdón, pero entre Fidel y Gorbachov, sin discusión me quedo con el segundo por la huella que dejó en el mundo.
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