En un solo día, con un solo discurso, con firmeza, pruebas, determinación y muchos productos de gallina, Miguel Ángel Yunes, cambió totalmente el escenario político de Veracruz.

Gobernador resultado de una elección de tercios, con cada palabra, cada frase, Miguel fue haciendo suya la simpatía y el respaldo de la población veracruzana, al grado de que cuando concluyó su primera jornada como gobernador constitucional, ya destrozó la gráfica electoral de la pasada elección de junio.

Así es, de un plumazo o más bien, de un solo trancazo, Miguel borró a sus opositores y jaló hacia él a las diversas militancias de las oposiciones, a las bases, a Chon Pueblo, a ese que con su voto decide cada elección y que en junio, se había manifestado en fracción de tres.

Hoy, con un solo día de gobierno, Miguel ya cuenta a su favor con la inmensa mayoría de los veracruzanos que ven en su persona, al líder que habrá de conducir al estado a mejores escenarios.

Hasta aquí, todo parece una conquista tempranera de la simpatía veracruzana, lo preocupante es que, con este “jalón”, se empezarán a generar expectativas de distintas dimensiones entre los sectores de la población y, dos años, pudieran no ser suficientes para la consolidación de un nuevo estado de cosas.

Eso es de pensarse, de valorarse y de proyectarse… No hay tiempo que dejar ir, Veracruz está urgida de atención y la terapia requerida, además de ser intensiva, debe ser inspirada en la concordia y la unidad de los veracruzanos…. No más, tampoco menos.

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