En cierta ocasión, un ex Gobernador veracruzano dijo: «comunicar también es gobernar» (MAV); Hoy, 20 años después, las circunstancias han cambiado mucho y lo dicho antes tiene validez solo cuando el gobernante comunica resultados medidos en términos de obras y acciones.

¿Cuáles de los alcaldes de Veracruz podrán comunicarse de esa manera?

Únicamente aquellos que hayan sabido multiplicar resultados sumando esfuerzos y recursos ejercidos con transparencia. Solo los que hayan logrado al menos contener las presiones y la voracidad corrupta de proveedores; todos los demás, sean del color que sean, seguramente se montarán en shows mediáticos y declaraciones autojustificadoras.

Actualmente el hartazgo de la sociedad ya no da para escuchar promesas, intenciones, deseos, explicaciones, plataformas y planes, propuestas, recetas, ni nada que sea parte de «la política de saliva», como la llamó otro veracruzano (Pepe YUNES) durante la inauguración de obras hidráulicas por el Alcalde de Xalapa Américo Zuñiga Martínez.

En virtud del grado de incredulidad prevaleciente, el Informe que próximamente habrá de rendir cada uno de los Presidentes Municipales a nadie sorprenderá, o hay o no hay resultados y de haberlos, generalmente se conocen por las acciones y las obras entregadas durante el año a los beneficiados. Desde este punto de vista, cabe decir que los Informes interesan y son esperados solo por la clase política y el juego futurista que le caracteriza.

Para el ciudadano común, el Informe de Gobierno como acto de rendición de cuentas o prueba irrefutable del destino dado a los recursos públicos no está en la edición impresa ni en el mensaje del Alcalde al Cabildo sino en cada una de las acciones y las obras de beneficio colectivo, terminadas o por terminar. Obras con los montos ejercidos, con nombre y apellido de los beneficiados. Si el ejercicio de gobernar implicó participación ciudadana, diálogo, acuerdos, cooperación, reflexión y valoración pública de todas y cada una de las obras y acciones, seguramente en su momento esa entrega mereció reconocimiento y consenso.

Informe que no reúna este requisito, irremediablemente será aburrido y se sumará al hartazgo y a la decepción. Después de todo el que a todos informa de todo, con casi nadie se comunica. Hay alcaldes que no les quedará de otra que “rellenar” su informe con verbo, ruido mediático, acarreados, barbacoa, matracas, espectáculo a fin de cumplir con el protocolo legal pero desgastado. Si el informe no está en la realidad social, simplemente no existe.