En ciertos momentos difíciles que hay en la vida, buscamos a quien nos ayude a encontrar la salida y aquella palabra de fuerza y de fe que me has dado, me da la certeza que siempre estuviste a mi lado. No preciso ni decir, todo esto que te digo, solo es bueno así sentir, que yo tengo un gran amigo: Roberto Carlos

Buen día apreciado lector:

Si no fuera porque es la fe que nos inculcaron nuestros padres desde pequeños a través de la doctrina religiosa semanal, cuando sólo existía el catolicismo como ideología, como están las cosas en la actualidad, en medio de un mundo absolutamente materialista y violento, de repente se nos ocurre pensar que los obispos de la entidad son demasiado ilusos al pensar que tales problemas pueden cambiar después de tantos años de malos gobiernos.

Pero es la fe la que los mueve.

No obstante, en su mensaje a los veracruzanos con motivo de la próxima celebración de La Navidad, reconocen ser testigos “del avance creciente de una cultura de muerte”, “con tintes muy especiales en nuestro estado”.

Afirman que “la violencia se ha establecido desde hace varios años en nuestros pueblos y ciudades con sus múltiples manifestaciones de inseguridad, extorsiones, secuestros, asaltos, robos y asesinatos que han sufrido muchas personas de todas las clases sociales y ocupaciones”.

“Se trata de auténticos signos del pecado personal y social que laceran profundamente la dignidad de las personas y propician tristemente el aumento de la descomposición del tejido social”.

Consideran también que “la fuerza poderosa del mal se ha manifestado en la corrupción, la impunidad y la injusticia, que han logrado penetrar los niveles de la economía, la política y la administración pública, dejando una estela de mayor pobreza y descontento social”.

Dicen que es indignante el sufrimiento y el dolor de los inmigrantes maltratados, de las mujeres violentadas, de las personas desaparecidas, de los indígenas olvidados y explotados.

Ante este panorama, el arzobispo de Xalapa Hipólito Reyes Larios y el emérito Sergio Obeso Rivera y los obispos Rutilo Muñoz Zamora, de Coatzacoalcos; Fidencio López Plaza, de San Andrés Tuxtla; Luis Felipe Gallardo Martín del Campo, de Veracruz; Eduardo Porfirio Patiño Leal, de Córdoba; Eduardo Cervantes Merino, de Orizaba; José Trinidad Zapata Ortiz, de Papantla y el emérito Lorenzo Cárdenas Aregullín; Juan Navarro Castellanos, de Tuxpan, así como el auxiliar de Xalapa Rafael Palma Capetillo, “como pastores” nos aseguran que “la buena noticia de la Navidad” es que “Jesucristo el Salvador tiene el poder de fortalecer y renovar la esperanza de una vida nueva, centrada en el amor y la misericordia que nos exige entrar en un camino de fe y conversión”.

Incluso alertan que en el primer domingo del Adviento (tiempo litúrgico que denomina la Iglesia católica a los cuatro domingos que preceden a la Navidad) aparece un texto bíblico “que nos recuerda la fuerza transformadora de la venida del Mesías para implantar la justicia, la paz y la esperanza:

“El Señor será el árbitro de las naciones, el juez de pueblos numerosos. De las espadas forjarán arados, de las lanzas, podaderas. No alzará la espada pueblo contra pueblo, no se adiestrarán para la guerra. Pueblo mío ven: caminemos a la luz del Señor” (ls2,4-5).

Esa es la fe.

Y reflexionando uno, cómo quisiéramos también que las armas de fuego y las balas de hoy se volvieran polvo en las manos de los malvados y de plano desaparecieran de este mundo para siempre.

Pero también que todos los humanos de buena voluntad tengamos trabajo, recibamos nuestros sueldos y aguinaldos y vivamos en armonía. Qué dichosos seríamos.

Que así sea.

gustavocadenamathey@nullhotmail.com