«Cuauhtémoc Blanco, a diferencia de AMLO, no es un político. El es la historia que cuenta. Viene de Tepito, nadie le cuenta la pobreza, no sabe nada de política pública, pero es carismático y conecta con la gente que lo idolatra. Ricardo Alemán se burla de sus «estupideces», con un clasismo apabullante. «El Universal» en sus trascendidos lo llama «curiosito» y «folclórico». En la redes sociales se burlan del él. pero llama la atención que esos ataques fortalecen a Cuauhtémoc.. Blanco va a seguir y seguir creciendo en popularidad. De mi se acuerdan…», escribe Jarina Pereyra en «Excelsior».