Si el PRI a nivel nacional se encuentra en una situación a la baja. Si el voto duro de este partido es cada vez menor. Si muchos de sus candidatos han preferido no usar el color rojo que les distingue o incluso achicar su logo, privilegiando al candidato. Si este asunto de las gasolinas les va a mermar más en su posicionamiento ¿por qué no contratar al papá de Rubí que demostró ser buen «mercadólogo» y conectar muy bien con la sociedad mexicana, para trasmitir el mensaje a los electores de que el tricolor todavía existe y puede tener posibilidades de competir?