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El término de redes sociales es de amplio dominio hoy en día, al escucharlo de inmediato se relaciona con Twitter, Facebook o instagram entre otras. Sin embargo las redes sociales son casi tan antiguas como la humanidad, desde principio de los tiempos nos hemos asociado quizás más por supervivencia que por convivir, pero en la actualidad los fines son distintos, llamamos en el día a día red social a toda plataforma que nos permita interactuar con otros y compartir un poco o mucho de lo que somos y hacemos en todo momento.
Con la llegada de estas herramientas la comunicación se ha transformado, de manera constante surgen nuevas plataformas y su evolución ha sido tan veloz en comparación de otros medios que me atrevo a decir que aún desconocemos del todo el impacto que tienen en nuestras vidas y cómo nos afectan en los distintos ámbitos. De acuerdo con autores como Nicholas Carr, el uso de internet ha modificado la manera en que nuestro cerebro procesa la información, la asociación “A leer Ibby México” lo confirma a través de una encuesta de lectura y consumos digitales realizada a jóvenes.
La encuesta revela que los jóvenes buscan todo tipo de información en la red, dedican a la navegación en línea más de 6 horas al día y en su búsqueda prefieren los contenidos previamente procesados por figuras de su interés y con mayor carga visual. Nicholas Carr, autor de ¿Qué está haciendo Internet con nuestras mentes? Señalaba a manera de anécdota personal que para él, usar nuevas tecnologías era contar con un gran apoyo en su vida profesional, mas con el tiempo comenzó a notar que le costaba concentrarse, incluso al leer necesitaba múltiples contenidos y quería devorarlo todo de inmediato, lo cual le impedía concentrarse por periodos largos.
No obstante el cambio no ha sido sólo en nuestras mentes, el impacto de las tecnologías es palpable en nuestro entorno, grandes figuras públicas han surgido gracias a plataformas como Youtube, las reputaciones de dirigentes se han destruido por un tweet o fotografías difundidas en cuestión de segundos, y aunque antaño la información podía controlarse en los medios de comunicación, ahora todo se viraliza y de inmediato se dispersa, dificultando que se pueda erradicar el contenido.
En este contexto es necesario ser conscientes de lo que estamos publicando, no sólo en lo que respecta a la información personal, sino también en los datos que provienen de otras fuentes, eventos como la psicosis que se generó en México después de los saqueos o en otros países frente atentados terroristas suelen generar rumores que van más allá de los eventos reales y en ocasiones por no corroborar fuentes somos partícipes de lo que estamos presenciando.
La responsabilidad como usuarios se extiende también a los datos personales, hay múltiples fuentes que han demostrado a los usuarios lo fácil que es conocerles por medio de un perfil en línea, y para los que osan decir tener la información con los debidos candados, los invito a preguntarse ¿Qué transmite todo aquello que permiten sea visible para los demás? queramos o no vamos generando un impacto en nuestra red de contactos, lo ideal sería transmitir lo mejor y aprovechar los beneficios de ser figuras públicas aunque sea para grupos pequeños.
En una conferencia Raúl Cardós, creador de la agencia anónimo mencionaba que Jesús marcó la historia con 12 seguidores (discípulos), la gran mayoría de los usuarios de redes tienen muchos más en sus perfiles, ¿Qué clase de impacto queremos lograr?, con esto no considero que el activismo de escritorio genere un cambio en la vida de los niños de África mientras hablamos de la situación que viven, ni que podamos detener la inseguridad de nuestra nación por decir #MeDuelesMéxico, pero sí considero que en una era de masificación tenemos acceso a mucho de lo que ocurre en nuestro entorno, ya no hay excusas para decir que no supimos cuando un atentado contra la humanidad ocurría.
La magia de estar tan conectados es entender que si las redes sociales han generado tal impacto en nosotros es porque también podemos incidir de una forma u otra en los demás, así como se contagia el pánico, el enojo y la impotencia, podemos transmitir altruismo, energía y creatividad, enfoquemos nuestra influencia en ayudarnos a crecer, en compartir con los demás cultura, inteligencia y datos que nos permitan impulsar a nuestro entorno, las grandes sociedades surgieron así, apoyando a los de su alrededor y descubriendo juntos que podían lograr más cuando estaban unidos.
Para algunos esto podría ser una simple moda, pero el tiempo les enseñará que las redes sociodigitales llegaron para quedarse, que cada vez entrarán a aspectos más privados y por periodos más prolongados y por ende hemos de aprender a vivir con ellas y utilizarlas para nuestro beneficio.