Observo un fenómeno curioso en el comportamiento de algunos periodistas en relación al gobierno de la alternancia; a varios de plano no les parece nada, minimizando lo que haga el Gobernador Yunes; a otros les parece mejor señalar el más mínimo detalle que, a su juicio, sea erróneo. Tengo la impresión que, razones aparte, es muy apresurando y de dudosa objetividad hacer juicios terminantes sobre las muy iniciales labores del nuevo gobierno. Las opiniones críticas, por llamarlas de alguna manera, se expresan en columnas sobre todo; es probable que posteriormente se coloquen en notas y coberturas más generales.
Sin poner en duda la autenticidad de las críticas, justas o no, tampoco debe perderse de vista el papel que juegan las fuerzas políticas opositoras y los grupos de interés. Las oposiciones, natural y legítimamente, ponen el acento en lo negativo, mientras que ciertos grupos de presión destacan y distorsionan el más ínfimo detalle de los errores. El grupo que gobernó Veracruz los últimos doce años perdió políticamente pero acumuló un enorme capital económico con el que puede desplegar acciones que impactan distintos ámbitos; sin duda intentará manifestarse en los medios de comunicación.
La prensa veracruzana padeció un gobierno autoritario y corruptor, concentrador de la información y omiso ante la violencia que ensangrentó zonas sensibles del periodismo. Hay que destacar la valentía de un puñado de periodistas que, a costa de su seguridad personal, hizo una labor socialmente útil y democrática. Fueron maltratados sistemáticamente por un gobierno que no creía en la libertad de expresión y que creía que los medios eran parte de sus matraquearos. Los críticos de ayer gozan de la credibilidad para criticar hoy, lo hacen sin cortapisas y juegan un rol fundamental en el proyecto de la transición democrática.
Hay algunos aspectos preocupantes en la crítica periodística, respetándola y estimulándola por supuesto, que se refiere a cierto facilismo con que se comparan actos del actual gobierno con los de los dos sexenios anteriores, a exigencias desproporcionadas de resultados y, sobre todo, al olvido del contexto y del pasado inmediato. Es muy incompleta la crítica que no tome en cuenta la emergencia financiera, los efectos del gasolinazo, los boicots silenciosos en el aparato público y los equilibrios entre poderes, entre otros aspectos de una realidad caótica en Veracruz.
Hay una tendencia, voluntaria o no, a hacer una prensa militante sin identificarse así; anteponiendo una actitud prefabricada a cualquier análisis abierto que supone reflexión, dialogo y amplia racionalidad. Es obvio que nadie está pidiendo aplaudidores y cómplices, de ninguna manera; este es un gobierno legítimo, austero y transparente. Lo mínimo que se debe esperar de periodistas independientes y profesionales es el rigor que les exige su trabajo y el respeto a los hechos. Absoluta libertad de expresión como pieza fundamental en el funcionamiento de una sociedad democrática.
Hay aspectos a considerar en la coyuntura actual en el periodismo veracruzano: no hay enlaces de prensa en las dependencias gubernamentales, muy poco o nada se acude al boletín, no hay convenios empresariales y se opta por la utilización del internet en sus distintas modalidades para tener una comunicación directa con la población; es evidente que los medios tradicionales se están rezagando de la actualidad en los procesos comunicativos y entrando en una crisis que puede ser terminal. La exigencia es enorme y pareja tanto para los gobernantes como para los periodistas; nos modernizamos todos o nos quedamos en el círculo vicioso de los monólogos y la simulación. Estos son tiempos de innovación y calidad, quien tenga elementos que aportar destacará en los medios, mientras que los funcionarios estarán informando y cumpliendo con su deber. No son tiempos de esconder la cabeza y menos de pretender manipular la información.
UFA.1959@nullgmail.com
Recadito: El pesimismo de la inteligencia contra el optimismo de la voluntad.