A partir del próximo viernes el mundo y especialmente nuestro país enfrentará una realidad compleja que vislumbra retos mayores, incomparables en la historia moderna de la nación.
Sin ser agorero, sortear los retos que para México traerá la presidencia de Donald Trump, requerirá no sólo de exaltar nuestro nacionalismo, sino del talento y capacidad de nuestros gobernantes, así como de la unidad, compromiso y trabajo de la sociedad en su conjunto.
No hay lugar para generar más desavenencias, divisiones y oportunismo político. Por el contrario, son tiempos de sumarnos -sin importar nuestro credo, preferencia política, nivel de preparación- para buscar soluciones viables, certeras que nos permitan como país mantener el rumbo.
No es un secreto que Donald Trump buscará a toda costa proteger la economía e inversiones estadounidenses, también extremará las medidas de seguridad e impulsará una política migratoria xenófoba contra los mexicanos.
Aún no es Presidente, pero los efectos de la política fiscal de Trump ya son reales en México, ante la cancelación de millonarias inversiones por parte de compañías automotrices que fueron amenazadas –vía twitter- con imponerles altos aranceles fronterizos.
Las amenazas de Trump han generado una depreciación del peso frente al dólar de 5.5 por ciento en lo que va de enero, alcanzando la paridad un máximo histórico de 22 pesos por dólar.
¿Qué hacer ante un escenario sumamente complejo?
De manera global debemos centrar nuestros esfuerzos en generar las condiciones para que se generen empleos y se brinden oportunidades a los paisanos que retornarán procedentes del vecino país.
Los gobiernos federal, estatales y municipales deberán priorizar el gasto y atender a los sectores sociales más desprotegidos garantizando su acceso a la salud, educación y al empleo.
Como consumidores debemos voltear nuestra mirada preferentemente hacia productos hechos en México, como una manera de apoyar nuestra economía y propiciar la generación de fuentes de trabajo.
Las ensambladoras de automóviles que decidan mantener su producción en el país, y no ceder a las amenazas fiscales de Trump, deberán ser privilegiadas también por nosotros los consumidores y apoyadas con incentivos gubernamentales ante su benéfico impacto en la economía regional, en reconocimiento a su interés de seguir invirtiendo en México.
Las condiciones económicas actuales nos obligan a buscar otros mercados internacionales para exportar nuestros productos.
Decía el ex primer ministro Inglés Winston Churchill que un optimista ve una oportunidad en toda calamidad, un pesimista ve una calamidad en toda oportunidad.
Unidos, busquemos oportunidades que nos hagan una nación más fuerte, próspera, e igualitaria.
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