NO HAY, que se sepa, alguna definición sobre el caso del PRI Veracruz, relacionado con la nueva dirigencia estatal.
Los desacuerdos en la cúpula del poder político interno de esta organización, revelan que hasta el momento, no saben que hacer.
Es claro, desde luego, que la solución tendrá que recaer en un personaje ajeno a los actos de corrupción del pasado gobierno. Cuando menos, que sea de los más librados y no de aquellos que tienen en la mente de los priistas veracruzanos, una duda persistente sobre el enriquecimiento ilícito, del cual participaron varios personajes chiquitos y grandotes, pero eso sí, todos fieles a la causa que generó el caos en una entidad pujante.
Se afirma que hay discusiones de alto nivel, pero que no han logrado el consenso, porque la necedad existe, aún cuando muchos de los que están participando, no tienen nada que hacer en estas decisiones que son propias del Comité Ejecutivo Nacional, a través de la conciliación entre los grupos políticos que conforman al PRI jarocho.
Mientras tanto, el tiempo corre inexorablemente.
No hay quien lo detenga y esto va en contra, necesariamente, del Partido tricolor, que sigue estando en agonía hasta que llegue el medicamento que lo levante y se ponga a trabajar.
Nombres ya han surgido demasiados. La mayoría son aptos, confiables, organizados, transparentes, honestos y trabajadores, pero como siempre, los intereses políticos de unos cuantos están deteniendo el proceso que se lleva a cabo para resolver este dilema.
Si, en cierta forma, es un dilema que tiene entre sus manos el propio dirigente nacional del Partido, Enrique Ochoa Reza, pero como también se dice que no tiene la suficiente experiencia para poner orden en este caso, es posible que el asunto sea remitido a los expertos, es decir, a los asesores que tiene y que deben decirle, con exactitud, lo que esta pasando en este caso.
La lucha es librada, principalmente, por dos de los más reconocidos políticos veracruzanos, de este momento. Se trata de Héctor Yunes Landa y Pepe Yunes Zorrilla, ambos senadores del partido por Veracruz, quienes han puesto en la mesa de las discusiones los nombres más convenientes para salir de la crisis política que tiene el partido en estas tierras.
Pero no, hay señales que indican que otros personajes de la vida pública de Veracruz, también han sido invitados a participar en dicha mesa, pero que todo mundo sabe que se encuentran embarrados en el asunto Duarte, y si es posible, más atrás, es decir, en el caso Fidel Herrera Beltrán, que aún estando lejos, mueve perfectamente bien el pandero político en la entidad.
Así es que en este momento, al no haber todavía una solución para el caso Veracruz, salvo que en las recientes horas haya cambiado el panorama político relacionado con este asunto, se dice que sigue buscándose un dirigente que tenga todas las cualidades que se requieren para dirigir al partido tricolor veracruzano, que como nunca, hoy también padece de la falta de hombres y mujeres capaces, dignos y de aceptación popular para hacerse cargo de los compromisos electorales que tienen a la vuelta de la esquina.
El PRI, ha sido muy golpeado, tanto que se dice que se encuentra en estado crítico y que ya no es válido llevar a la dirigencia estatal, a un improvisado, sino a un experto en cuestiones operativas y con una gran trayectoria en la vida pública, siempre y cuando sus acciones no reprueben su aspiración legítima a dirigir el Partido Revolucionario Institucional, ahora que ya no es, de ninguna manera, el partido político de las mayorías.
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HACE MUY POCO TIEMPO, el alcalde de Xalapa, Américo Zúñiga Martínez, dijo que el mejor discurso es el de las obras que benefician a todos los ciudadanos, refiriéndose al trabajo que lleva a cabo como Presidente Municipal, del municipio capitalino.
Y es cierto, porque ahora los mensajes políticos que ha enviado el Presidente Peña Nieto, en cadena nacional, ya no tienen la aceptación de la gente y solo escucha para ver que sacan de sus propias palabras para inventar chistes a su costa y difundirlos a través de las redes sociales.
Ahora, hasta para hablar del propio trabajo que se realiza en bien de la ciudadanía, ha de tener cierta dosis de prudencia, porque están pendientes miles de mexicanos que lo hacen para ver los errores que se cometen al momento de expresar un discurso.
De ahí que Américo, tenga toda la razón, porque ahora el verdadero discurso, ya no esta en prometer, porque más tarde dichas promesas se vuelven serios compromisos que será mejor que todo gobernante cumpla, por de lo contrario, ahora sí, como se dice en las protestas, habrá quien lo reclamen, aunque sea a través de los medios de comunicación y principalmente de las redes sociales, que al no estar debidamente reguladas se prestan a difundir actos de toda clase, apoyados por la oscuridad en la que todavía se encuentran, por lo que corresponde a quien, desde la clandestinidad puede ejercer también, cierto poder de convocatoria, como sucedió recientemente en los disturbios de la entidad veracruzana.
De ahí que los gobernantes ya no deben actuar conforme al pasado, pues vivimos un presente donde la tecnología es tan rápida que antes de que termine un discurso, ya circulan en la redes, el principal contenido.
Zúñiga Martínez, sigue teniendo la razón, porque las obras sociales, son las que hablan mejor, es decir, son el mejor discurso que se puede pronunciar en tribuna o a través de los medios.
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Y MAÑANA, aquí nos encontraremos, si otra cosa no sucede.
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