“Los tiranos del mundo deberían de tener cuidado…Tenemos el poder de reclamar la información que un día los eliminará a todos”.
En la actualidad una nueva revolución de la información se avizora en el horizonte, genera más espacios de comunicación, empodera a los ciudadanos y abona a los procesos sociales y democráticos, pero también adolece de regulación jurídica y de toda ética.
Las características propias del internet y las redes sociales hacen que la información de la vuelta al mundo en cuestión de minutos. Ya no resulta extraño que una noticia que se registra en México se pueda conocer en Estados Unidos, Colombia, Argentina, Italia, España con solo dar un clic.
Los medios tradicionales han tenido que competir con las plataformas digitales, siguen una lucha encarnizada por la audiencia, a veces se impulsan unos a otros , pero la mayor parte del tiempo están confrontados.
El público también se divide: Unos ven el mundo sin filtros ni mediadores y otros un mundo donde los expertos en información tienen un poder sin precedente, sostiene Henry Jenkins, autor de Convergencia Culture. Y la verdad yace en un punto intermedio.
El tiroteo protagonizado por un estudiante de 15 años al interior de un colegio de Monterrey, consternó a la ciudadanía no sólo del estado de Nuevo León sino del resto del país, encendió la alerta entre autoridades, maestros y padres de familia. Incluso, me atrevería a decir que algunas personas cayeron en sicosis.
Además de buscar “culpables”, como en cada acontecimiento que cimbra a la sociedad, llama la atención la disputa que iniciaron internautas en redes sociales después de que se difundió el video, sin ediciones como los de WikiLeaks, del momento preciso donde el agresor dispara contra sus compañeros y la maestra, quienes se encuentran graves de salud.
Cámaras de seguridad de la escuela captaron los dos minutos de terror que vivieron los alumnos y docentes del Colegio Americano de Monterrey cuando el joven atacante disparaba a diestra y siniestra para después suicidarse.
Algunos usuarios de estas redes sociales iniciaron una campaña para que se dejara de compartir el video y las fotografías con las víctimas del atentado porque “el dolor es de todos” y “Nuevo León está de Luto”.
Algunos más argumentaron que violentaba la ley General de Víctimas, en su artículo VIII y IX, que señalan que el gobierno federal deberá promover directrices para que los medios de comunicación fortalezcan la dignidad y el respeto hacia las víctimas y sancionar a los que no cumplan la disposición. Para otros, ese ordenamiento no incluye a las redes sociales, las cuales carecen de regulación a nivel estatal o federal.
Los defensores del libre acceso a la información de todo, incluyendo imágenes violentas, señalaron que no se pueden cerrar los ojos a la realidad, aunque lastime debe recordarse y sancionarse para no incurrir en los mismos errores, pero sobre todo debe protegerse ese derecho fundamental.
Se abre el debate: ¿debe privilegiarse el acceso a la información –consagrado en el artículo Sexto de la Constitución de México- frente a otros derechos como el de protección de datos personales, el de privacidad o intimidad? Sin generalizar, en cada caso es necesario ponderar estos derechos para obtener el mayor beneficio y generar el menor daño.
“Todos te contarán su versión”, dice el protagonista de El quinto poder (película que cuenta la historia de WikiLeaks y su creador). Es muy cierto, pero ahora más que nunca “la verdad yace en un punto intermedio”.
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