“La paz sea con vosotros”, en la tradición judía, la expresión Shalom alejem representa la base de un poema litúrgico que comunmente se usa para dar la bienvenida al Shabat. En una canción judía, poema milenario, se dice: “Shalom alejem malajé hasaret malajé Elyón, mimélej maljé hamelajim Hakadosh Baruj Hu. Boajem leshalom malajé hashalom malajé Elyón, mimélej maljé hamelajim Hakadosh Baruj Hu. Barejuni leshalom malajé hashalom malajé Elyón, mimélej maljé hamelajim Hakadosh Baruj Hu. Betsetejem leshalom malajé hashalom malajé Elyón,mimélej maljé hamelajim Hakadosh Baruj Hu”.
Que en español dice: “Que la paz esté con vosotros, ángeles ministeriales, ángeles del Altísimo, el Supremo Rey de reyes, es Santo bendito es. Que su venida sea en paz, ángeles de paz, ángeles del Altísimo, el Supremo Rey de reyes, es Santo bendito es. Bendecidme con paz, ángeles de paz, ángeles del Altísimo, el Supremo Rey de reyes, es Santo bendito es. Que su salida sea en paz, ángeles de paz, ángeles del Altísimo, el Supremo Rey de reyes, es Santo bendito es”.
Aprendí que bendecir cada momento de nuestras vidas es bendecirnos a nosotros mismos. Cada palabra posee un poder infinito. Desde hace miles de años hubo pueblos que se dedicaron a conocer el poder de las palabras y su alcance en el pensamiento y conciencia de los demás. De ahí que bendecir a quienes nos rodean es un acto de humildad y de fe, la fe se manifiesta en creer sin ver o escuchar; es saber que mientras haya esperanza, hay paz en nuestro interior.
En Proverbios 16:24 de la Biblia, dice: “Palabras de gracia son como un panal, dulzura para el alma y medicina al cuerpo.”
Los antiguos egipcios conocían el poder de la palabra, porque en Egipto, junto con el Creciente Fértil en Mesopotámia, fueron lugares de nacimiento de la escritura. Para hacernos una idea de lo importante que resultaban las palabras y la escritura para los egipcios debemos considerar lo siguiente: El termino que los egipcios empleaban para escritura significaba «Palabra de Dios», del mismo modo que en su magia, los más relevante eran las palabras que se pronunciaban en los rituales y en la vida diaria.
Es decir que cuando bendecimos, bien decimos, cuando maldecimos, decimos el mal. Con ello fijamos una postura en el universo de nuestro propio ser. Así lo hicieron los Esenios, un pueblo judío muy vinculado con Jesucristo, quien tenía el poder de la palabra.
Hoy con el corazón y mi alma, BENDIGO y ruego sus bendiciones a Tomás Lucio Zepeda Zamora, quien presentó un servicio voluntario por 41 años en la Cruz Roja Xalapa, siendo operador de ambulancia desde 1976 y cubriendo como su segundo cargo, radio operador en el centro de comunicaciones. Fue una persona dedicada a las labores de servir a la ciudadanía, siempre responsable y con el ánimo arriba, ha sido y es muy querido por sus compañeros de Cruz Roja Mexicana Delegación Xalapa.
El día 27 de Enero de 2017, le rindieron homenaje en la Delegación donde trabajó con entusiasmo, y siempre atento a su deber.
Al rendir tributo a su desempeño, se honra a todas las personas que sirven con amor a la más grande institución altruista del mundo entero: LA CRUZ ROJA.
Sin duda su tamaño es tan grande por su historia y sobre todo por su presente. La Cruz Roja Mexicana es una institución hecha por seres humanos que no esperan a que el destino les llame, sino por el contrario, acuden antes para estar siempre dispuestos ante una emergencia. Así como los bomberos voluntarios, son héroes anónimos que siempre son olvidados, y más aún cuando son las colectas anuales. No por el dinero que haya que dar, sino por la actitud de una sociedad que olvida que en el mismo sentido que les briende su apoyo, será el mismo nivel de respuesta que ofrezcan en sus servicios de emergencia. No por su disposición, sino por no contar con lo más elemental para servir bien al pueblo.
Cada ciudad, tiene las ambulancias que merecen, porque ante la indiferencia de ayudar, las condiciones de sus ambulancias será cada día peor.
Hoy honramos a las mujeres voluntarias que se preparan para saber primeros auxilios, a los hombres que hacen de su ética y valores su mayor fortaleza, que así como salvan vidas por accidentes caseros o en terribles accidentes automovilísticos o de aviación, en desastres naturales o en tiempo de guerra; siempre están dispuestos a llegar hasta el lugar más alto o peligroso, pensando y actuando únicamente por salvar vidas, nunca por la gloria o el protagonismo.
Al morir un compañero, nace un inmortal, porque más allá de su vida personal, el tan solo dedicarle tiempo sin esperar remuneración a cambio, le convierte de ciudadano ejemplar a héroe, porque el dar toda una vida al servicio de la Cruz Roja no tiene comparación, ni precio.
Cada vez que escuchamos la sirena, es nuestro deber cederle el paso, porque ahí va la lucha íntegra por salvar vidas, hoy por ellos, mañana por nosotros. Nunca sabemos cuando nos corresponde, pero sí sabremos que haciendonos a un lado y dándole respeto a esa sirena y a la insignia de la cruz, estamos respetando la vida.
Nunca como ahora creo en el poder de la palabra, con la que levanto al cielo mi voz y pido por el eterno descanso de Tomás, nuestro radio operador, quien respondia las llamadas y hacia saber oportunamente el servicio que se requqeria a la guardia.
A muchos le mueve el interés, a otros la necesidad, pero a muchos más les mueve el anhelo de servir, y con ello dejar una huella en la vida.
Con la oración judía, honro a este hombre de trabajo ejemplar y pido por todos los socorristas, enfermeros, paramédicos, choferes, voluntarios, alpinistas, doctores, entre muchos y muchos más, porque siempre llevan consigo los 7 principios que le da origen a su acto coluntario desde 1965 en Viena: Humanidad, Imparcialidad, Neutralidad, Independencia, Voluntariado, Unidad y Universalidad.
Mi corazón se vuelca de emoción porque al perder un voluntario que entregó su vida a la Cruz Roja, aspiramos mil más se acerquen; las noches de desvelo y los días fríos en los que se entregó Tomás, son un tributo a la vida. Que su muerte no sea en vano, que sean mil por mil los que en todo México se sumen como voluntarios, para que siempre haya esperanza y fe, de que lo imposible es posible. Unidos nos cuidamos mejor y hacemos más.
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