Científicos en Israel han detectado la existencia de una región extragaláctica que empuja a la Vía Láctea con una fuerza gravitatoria que afecta a su trayectoria cósmica, según revela un estudio publicado hoy por la revista Nature.
La investigación, desarrollada por expertos en la Universidad Hebrea de Jerusalén, revisa la idea de que una región de alta densidad del Universo ejerce atracción sobre nuestra galaxia y sus vecinas, con una fuerza que opera de manera similar a la de la gravedad descubierta por Isaac Newton en la Tierra.
El Universo, sostienen, no solo ejerce una fuerza de atracción, sino también de expulsión.
Hasta la fecha, los científicos habían especulado con la posibilidad de que la citada región, compuesta por en torno a media docena de conglomerados de galaxias y situada a unos 150 millones de años luz de la Vía Láctea, fuese la responsable del movimiento de nuestra galaxia, que se desplaza respecto al Universo en expansión a una velocidad de unos 630 kilómetros por segundo.
Conocida como el “Gran Atractor”, esa región sería la que atrae a la Vía Láctea y a otros cientos de miles de galaxias rápidamente y con una fuerza gravitacional equivalente a mil millones de Soles.
Recientemente, los expertos también han sugerido que otra remota área con más de una docena de conjuntos de galaxias y localizada a unos 600 millones de años luz del “Gran Atractor”, bautizada como la “Concentración de Shapley”, es, en realidad, la causante del movimiento de nuestra galaxia.
Ahora, el equipo de investigación de la Universidad de Jerusalén, encabezado por Yehuda Hoffman, ha logrado analizar otra misteriosa región para indicar que la Vía Láctea y otras galaxias cercanas no solo están sujetas a fuerza de atracción, sino también de repulsión.
Este área, apuntan, ya había sido observada anteriormente, pero había sido imposible confirmar que no tiene conglomerados de galaxias, como es el caso del “Gran Atractor” y de la “Concentración de Shapley”.
“A través de mapas tridimensionales del flujo de galaxias por el espacio, descubrimos que la Vía Láctea se aleja a gran velocidad de una gran región de baja densidad desconocida hasta ahora, Dado que empuja, en vez de atraer, la hemos llamado ‘Repulsor de Dipolo’”, explicó Hoffman.
“Además de ser atraídos hacia la ‘Concentración de Shapley’ -sostiene-, también estamos siendo empujados lejos del recién descubierto ‘Repulsor de Dipolo’. En consecuencia, resulta aparente que el empuje y la atracción tienen igual importancia en nuestra situación”.
El uso de grandes telescopios, entre ellos el Hubble, les permitió, junto a colegas en EU y Francia, diseñar un mapa tridimensional del campo de flujo de las galaxias.
Estos flujos son los responsables directos de la distribución de la materia, llevándola hacia regiones con gran concentración de masa y alejándola de áreas relativamente vacías, destacan los autores.
En este sentido, analizaron velocidades particulares, aquellas que exceden la de expansión del universo, de galaxias vecinas de la Vía Láctea y las combinaron con un riguroso análisis estadístico de sus propiedades.
De esta manera, fueron capaces de examinar la distribución de masa subyacente, que está formada por materia oscura y galaxias luminosas, en las regiones de alta densidad que ejercen atracción y en la de baja densidad que empujan.