PARA LA MAYORÍA de los mexicanos, que en todo están, como se dice coloquialmente, los cien años de la Constitución General de la República, que nos rige, es motivo para desearle a este importante conjunto de disposiciones generales, feliz cumpleaños.
Llega, efectivamente, nuestra Constitución, a la edad de un siglo, tiempo en el cual, por diversas razones, la han parchado continuamente.
Tales parches, llamados también, reformas, se han realizado para adecuarla a los nuevos tiempos y circunstancias que se van presentando y que ha sido necesario para poder aplicarla, renovarla en casi todo su articulado.
Pero, independientemente de todo esto, lo importante es señalar que la Constitución General de la República, ha sido el documento rector de toda la actividad pública de la nación. Ha sido siempre, orgullo de los mexicanos, saber que nuestro ordenamiento mayor, ha sido calificado como uno de los más avanzados a nivel mundial, no tan solo en el momento que vivimos, sino desde que fue concebida por los constituyentes.
La Constitución General de la República, dicta los principios generales a los cuales se tienen que adecuar las leyes secundarias, incluyendo a las propias constituciones locales, que si bien son Estados libres y soberanos, dependen de una federación y por lo tanto, los principios generales de la regulación, parten precisamente de la Constitución General de la República.
Desde luego, que el cumplir cien años de existencia, merece la felicitación de todos los mexicanos, pero también, requiere de una reflexión mayor sobre el contenido de sus disposiciones.
Algunas de ellas han sido violadas constantemente, es decir, que no se han respetado, al pie de la letra sus lineamientos y esto ha dado, al final de cuentas, una falta absoluta de respeto a sus mandamientos, que no son particulares, sino generales.
Mucho se ha dicho y con toda la razón que es necesaria una revisión general de todo el contenido de sus mandamientos, porque si bien se han dado continuas reformas, no han sido en su totalidad, lo que implica que en estos tiempos, sean necesarias las revisiones a cada artículo para ver si están cumpliendo con su objetivo o ya no tienen razón de existir, cuando menos en alguna de sus partes.
Este proceso no se ha iniciado, pero es necesario y ahora que este conglomerado de disposiciones generales, llega a una fecha clave para la propia historia política y jurídica del país, justo es que se pensara, no precisamente, en una nueva constitución, sino en una mas renovada, es decir, más actualizada para que siga cumpliendo con los objetivos para los cuales fue creada.
Esto implicaría, asimismo, que toda la reglamentación secundaria, también tuviera que ser objeto de una revisión general, pues de esta manera, los mexicanos en lo general, estarían adecuando sus actos a los nuevos lineamientos y no habría necesidad de recurrir a la violación de sus disposiciones.
La Constitución General de la República, es, efectivamente, uno de los orgullos de todos los mexicanos, entonces, cuál sería la razón para no entender que se requiere de un análisis generalizado de cada disposición que contiene, con la finalidad de ponerla, como quien dice, al día.
La Constitución del 17, fue producto de una lucha armada, que se inició en 1910 y concluyó en 1921, sin que dicho movimiento social, hubiera terminado, pero lo más importante es que para ese entonces, ya existía este importante documento que regía al país y lo preparaba para su propio devenir histórico.
Sin embargo, es de hacerse notar que no todos los que participaron en esa lucha armada, se encontraban satisfechos con la nueva Constitución, pero también estaban conscientes que para ese tiempo, había alcanzado avances significativos en relación a la anterior Constitución, la del cincuenta y siete, y en comparación, sin duda, con otras constituciones que ya regían en otros países. Algunos de los principales líderes revolucionarios, como Pancho Villa, querían que siguiera rigiendo la Constitución de 1857, aunque al parecer nunca se respetó cabalmente, generando capítulos de la historia como la dictadura porfirista que provocó la nueva Revolución, que estalló para derrocar a quien se había instalado en el poder, treinta años antes.
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CON EL REGISTRO de las coaliciones, ya se puede ver, cuál será, en parte, el escenario político para la próxima contienda electoral.
Este es un proceso importante, que bien se puede calificar como la antesala de lo que puede suceder, más tarde, en el proceso electoral del año que sigue, es decir, el del dos mil dieciocho, donde estarán en juego, tanto la gubernatura del Estado, como la propia Presidencia de la República.
Si se han dado cambios en la política estatal, ese será, también, de alguna manera, el indicio que se tenga en las próximas elecciones, pues hasta donde se puede uno imaginar, es que la condición política, siga igual que en los momentos de la elección gubernamental del año pasado, cuando sorpresivamente, la coalición PAN-PRD, ganara la gubernatura, debido, sobre todo, la existencia de circunstancias como los resultados del gobierno duartista, que no dejó manera de que se pudiera mantener el poder político del Partido Revolucionario Institucional, así como también la aparición de un partido, como el del Movimiento Regeneración Nacional, cuyas cifras, también dieron mucho que decir y comentar por todas partes, considerando que este partido, no tenía, ni siquiera, la posibilidad de estar cerca de las dos grandes organizaciones políticas.
En fin, que ahora, nuevamente, las coaliciones, se mantienen y aunque todavía se siente cerca el proceso electoral del año pasado, es posible también que las circunstancias políticas, hayan cambiado y que los proyectos políticos, se hayan modificado o se tengan que modificar, dependiendo de los nuevos resultados electorales.
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PARA RENATO ALARCON Guevara, el nuevo dirigente estatal del Partido Revolucionario Institucional, ganar cuando menos la mitad de las presidencias municipales, sería consolidarse como un buen líder tricolor, pues a como están las cosas, obtener el triunfo electoral en este porcentaje, no significa solo un reto político, sino también una demostración plena de que el Partido, necesitaba sangre nueva.
De ganar las elecciones, con el cincuenta por ciento del triunfo electoral, Alarcón Guevara, se mantendría en el liderazgo priista para encontrarse con mayores posibilidades de presentar un partido más fuerte y participativo en el dos mil dieciocho, que, sin duda, es lo que se quiere.
Este es el momento en que pocos creen que Renato, salga con un triunfo contundente, sobre todo, porque no se tiene completo el consenso dentro del PRI, pues en este momento, nada entre corrientes contrarias que impiden que se haga un buen trabajo.
Renato Alarcón Guevara, llega al PRI, con las mejores intenciones del mundo, con la idea de cambiar absolutamente el rostro de su partido ante la angustia de una muerte política anunciada, lo que le obliga, necesariamente, a ocuparse totalmente de su función, al grado de que no tenga que dormir para aprovechar el tiempo.
Y en este sentido, es posible que se ponga a trabajar en las mismas condiciones, con las cuales se hizo famoso en la Delegación del ISSSTE, es decir, cuando sorprendía, a altas horas de la noche, a los trabajadores de los diversos hospitales que tenía a su cargo.
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Y MAÑANA, aquí nos encontraremos, si otra cosa no sucede.
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