EL PRESIDENTE de los Estados Unidos, Donald Trump, sigue empeñado en la construcción del muro fronterizo entre México, y su país. Se desprende, pues, que estará obligando al gobierno mexicano, a que pague, de alguna manera por esta obra que no es ordenada por la administración peñista, sino por un gobierno extranjero, y que los mexicanos no han aceptado tal imposición, de tal manera, que directamente no se podrá derivar ninguna cantidad económica para la construcción de esta seria aberración estadounidense.
Pero resulta que desde hace tiempo, el gobierno de los Estados Unidos, ha estado buscando la manera de obligar a que los mexicanos, cumplan con esta disposición, emitida directamente por aquella administración, encontrando que es precisamente a través de las remesas que los connacionales envían a nuestro país, el conducto ideal para este asunto, gravando con un dos por ciento cada dólar que sale de aquél país.
Pero, ante esta situación todo mundo se pregunta, cuáles serán las remesas que sean gravadas con un impuesto especial para pagar el muro, si su política actual es precisamente deshacerse de todos los migrantes mexicanos, deportándolos en masa dentro de unos cuantos meses, como se ha señalado. Si esto sucede, entonces no habrá remesas que le sirvan a los Estados Unidos, para gravarlas, porque sencillamente, no las habrá, cuando menos, en las cantidades que se han estado enviando en los recientes años y que, efectivamente, eran suficientes para obtener los ingresos necesarios para financiar el muro.
Es una política que se contradice, porque primero el Presidente, quiere fuera de su país a todos los mexicanos que residen en aquellas tierras, y que son los que han estado enviando fuertes cantidades de dinero, a tal grado de que se considera que el año pasado, llegaron a nuestro país, envíos, por una cantidad superior a los 25.000 millones de dólares, remesas de parte de los mexicanos que viven en el extranjero, casi todo desde EE.UU. Eso es incluso más que lo que México gana por sus exportaciones de petróleo, cuyas sumas se encuentran alrededor de los veinte mil millones de pesos.
Esta sería, en todo caso, una buena fuente de ingresos para el gobierno del Presidente Trump, que a través del impuesto correspondiente, obtendría los recursos para ser aplicados en la construcción del muro fronterizo.
Pero, como ya se comentó, es preciso, para tales efectos, que los mexicanos, sigan mandando dinero a México, es decir, que se mantengan trabajando en aquél país, para que bajo ciertas estrategias, que desde luego, le costarían un mayor esfuerzo a la recaudación de los Estados Unidos, pudieran imponer un porcentaje que sería del dos por ciento, como ya lo han anunciado o más, si es posible, porque para ellos, no hay barreras en este sentido, es decir, en la decisión unilateral, en este caso, de gravar los envíos de los mexicanos a México.
De ahí que el Presidente Trump, tendría que pensarlo dos veces, porque de seguir en la necedad de construir un muro para detener el flujo de trabajadores a los Estados Unidos, así como regresar, como se supone que será, cerca del millón de mexicanos, por año, entonces las remesas bajarían a límites extraordinariamente menores que no le permitirían obtener los ingresos que esta pensando para aplicarlos en la construcción del muro.
Así es que, de llevarse a cabo esta parte de la política migratoria de los Estados Unidos, en poco tiempo, se preguntarían todos, incluyendo a los propios estadounidenses, cuáles remesas serían gravadas, si en poco tiempo, serían enviados a México, la mayor parte de mexicanos que trabajan en aquél país, lo que implicaría que antes de terminar el muro, se acabarían los recursos y tendría que poner de su propia bolsa, es decir, del tesoro norteamericano.
De ahí que se ve muy difícil, primero, que los trabajadores mexicanos, sean deportados en masa y segundo, que no se tome en cuenta la consideración expuesta en el sentido de que a menos trabajadores, menos remesas y consecuentemente, menos ingresos a su país por la supuesta grabación del dos por ciento a las remesas de los trabajadores mexicanos.
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EN EL MISMO EDIFICIO del Partido Revolucionario Institucional, hubo algunas voces ayer que se preguntaban cuál sería la solución política que se emitiría para el Municipio de Xalapa, donde todo mundo, incluyendo a los partidos políticos de oposición, se encuentran a la expectativa.
Algunos expresaron que es posible que haya en estos momentos algunas pláticas, ya avanzadas para convencer a Ricardo Ahued Bardahuill, de que el candidato que podría ganar las elecciones del próximo mes de junio, es precisamente él, pues no se ve en el panorama político de la capital del Estado, a otro precandidato que en estos momentos pueda garantizar el triunfo electoral, aun cuando le echen la mano todo los sectores representados en el tricolor, además de las estrategias necesarias para ganar, aunque sea por pocos votos, la alcaldía de Xalapa.
Y es que, como se sabe, en estos momentos, hay preocupación priista, porque el enemigo a vences ya no es el PAN, sino MORENA. Desde este punto de vista, el jaloneo parece estar precisamente entre estos dos partidos políticos, los cuales quieren, cada uno por su lado, convencer al empresario xalapeño.
Ambos partidos están de acuerdo en que solamente Ricardo Ahued Bardahuill, es la carta triunfadora. De ahí que los dos lo quieren de su lado, aunque el PRI, lleva mano en virtud de que en las tres ocasiones anteriores, Don Ricardo, obtuvo el triunfo electoral, con el respaldo tricolor. A esto le apuestan los priistas para poder convencer al Rey del plástico, cuya fama parte, precisamente, de los negocios que ha tenido y que le han dado la oportunidad de relacionarse con toda clase de gente, de bien, indudablemente.
Hasta ayer, no había nada en concreto, porque las mismas voces, se preguntaban cuando sería el momento de la solución, porque los tiempos se acercan y todo esta encaminado, precisamente, a resolver este problema.
Por primera ocasión, Xalapa, se vuelve una de las principales posiciones políticas que se pelea en serio. Algo debe haber de por medio para que ahora se ponga sumo interés en esta capital del Estado, donde, efectivamente, la lucha se había escenificado solamente en contra del PAN, pero ahora, todo parece indicar que estas circunstancias políticas han cambiado al grado de que ya no es el PAN, sino MORENA, el principal peligro político.
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MUCHOS DUARTISTAS de reciente cuño e incluso, de aquellos que han estado identificados con el pasado gobierno, estarán buscando alcaldías a través de otros partidos políticos, ajenos al PRI.
Algunos, se cuenta, no lo harán por vergüenza (Usted cree que la tengan), otros más porque el mismo tricolor, ya no los aceptaría en sus filas y menos que pudieran ser nominados, porque serían derrotas contundentes.
La cosa esta en que por diversas razones, políticos que ya estuvieron gozando del poder en el pasado sexenio, además del anterior, pues muchos de ellos repitieron, están buscando alcaldías como medio de protección política y también para poder desviar la atención de autoridades y de veracruzanos, que señalan constantemente a estos personajes por los hechos cometidos, algunos de ellos, constitutivos de delitos no aclarados.
Ya vendrán las nominaciones y todo mundo se dará cuenta de quienes son esos personajes de la vida política de Veracruz, que han sido señalados por enriquecimiento ilícito, entre otros hechos, que aparecerán en las listas de los partidos políticos de oposición, tanto al PRI como al PAN.
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Y MAÑANA, aquí nos encontraremos, si otra cosa no sucede.
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