Finalmente se cumplió el plazo y las marchas anti Trump tuvieron desarrollo, afortunadamente de forma ordenada y pacífica, pero desafortunadamente en medio de polémicas y descontextualizaciones, al ser desvirtuadas de su original sentido, que era el de marchar por la dignidad y el decoro Nacional, contra un personaje abominable, intolerante, rijoso, ignorante, lunático, desinformado, inepto, rudo y enemigo de los mexicanos: Donald Trump, para convertirlas en una burda manifestación más contra el Presidente Peña Nieto, como tantas hemos visto a lo largo de estos últimos años.
Veamos, si bien es cierto que el Presidente Peña Nieto perdió una extraordinaria oportunidad para demostrar de qué está hecho y sacar la casta, cuando Trump lo trató con desdén, y con ello a México, al des invitarlo a la Casa Blanca por un medio no convencional como es el Twitter, momento aquel en que esperábamos una respuesta contundente y digna, propia del mandatario de la 14ª Economía mundial y primer socio comercial de USA, mínimo un serio extrañamiento diplomático habría sido lo propio; también es cierto que los asistentes a la marcha tampoco estuvieron a la altura de las circunstancias pues la oportunidad de mostrar Unidad y Orgullo Nacional, ayer se perdió en arengas contra Peña, olvidando que el enemigo común es Trump; desaprovechando una oportunidad única para mostrar ante el mundo que México está unido y en pie de lucha contra el rijoso Presidente de Estados Unidos, convirtiéndola en un asunto de nuestra agenda local.
Todo lo anterior nos hace recapacitar en nuestro devenir histórico, y como cuando nos “agarran” divididos, nuestra nación es presa de las fuerzas extranjeras, sucedió en la conquista, cuando los Tlaxcaltecas, que odiaban a los Aztecas, le abrieron a Cortez la posibilidad de derrotar a Moctezuma; y nuevamente a mediados del Siglo XIX, cuando los Conservadores trajeron a un Príncipe extranjero a gobernar a la nación en la figura de Maximiliano de Hasburgo.
Más allá de las graves diferencias que tenemos los mexicanos entre los que estamos de acuerdo y respaldamos al Presidente Peña Nieto y los que no lo están, en los momentos actuales, las amenazas del exterior nos exigen que hagamos un frente común contra la agresión extranjera, lo que no significa claudicar en nuestras aspiraciones y la lucha interna que traemos por consolidarlas.
Por ello, si los gobernantes no están a la altura del reto que nos impone la convivencia internacional y las amenazas del exterior, es la sociedad la que debe dar la cara por la nación, y debe hacerlo en conjunto, con inteligencia y Unidad.